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sábado, 20 de junio de 2015

EVITAR EL CONFLICTO EN LA VERA


 
Salvador García Llanos
El Centro de Educación Infantil (CEI) Clara Marrero, localizado en el portuense barrio de La Vera, se debate entre la continuidad y el cierre. Fue inaugurado en 1984, con una primera denominación, Preescolar Las Dehesas. Estuvimos presentes entonces: aún recordamos aquellas incesantes carreras de los niños de cuatro y cinco años que fueron los primeros alumnos y las expresiones risueñas y gozosas de las primeras seis profesoras especialistas, predispuestas para la enseñanza. El centro creció, mejoró, cualificó sus  prestaciones; la comunidad educativa se hizo una piña; los procesos de formación, en una etapa vital fundamental, se fueron completando; proyectos innovadores se desarrollaron con resultados satisfactorios hasta el punto de que una cierta fama labró en la península y en los ámbitos educativos. Varios reconocimientos a sus iniciativas iban completando un quehacer muy apreciado, no solo por las funciones para las que fue concebido sino por las repercusiones positivas que fue despertando en un barrio de notables problemas sociales. El nombre de Clara Marrero, una docente vocacional muy sensible con la educación infantil, que recibió hace unos años, se corresponde con la relevante dimensión cobrada por esta dotación de La Vera y al que hizo honor Severina Pérez, su directora hasta la jubilación en junio de 2011.
Pero dificultades de distinta consideración se han cebado con el centro, de modo que, si no se produce un cambio sustancial en los planes, cerrará sus puertas a la modalidad de Infantil para acoger a los alumnos del colegio público de Educación Especial Inés Fuentes, situado en Icod de los Vinos, cuyas actuales condiciones son inaceptables para desarrollar funciones educacionales. Los alumnos del Clara Marrero, sesenta y siete para ser exactos, serían trasladados al Colegio Infantil Primaria (CIP) Juan Cruz Ruiz, también en La Vera. Mientras, la lucha para evitar el cierre se ha proyectado, incluso, en las redes sociales y plataformas civiles.
La noticia de este traslado ha suscitado una controversia en la comunidad educativa. Las asociaciones de madres y padres de alumnos han entrecruzado públicamente algunas apreciaciones sobre las condiciones físicas del colegio que lleva el nombre del ilustre escritor portuense. No es buena, a nuestro juicio, esa polémica que hay que zanjar con soluciones fehacientes y equilibradas por parte de la consejería de Educación del Gobierno de Canarias. Enrarece el ambiente, propende al de población que intenta sacudirse los sambenitos y los prejuicios que pesan sobre él. Y lo que es más importante: es consciente de que los niños no pueden ni deben verse afectados negativamente por estas circunstancias.
Ojalá el jueves próximo salgan de dudas, cuando representantes de las asociaciones sean recibidos por la viceconsejera del Gobierno, Manuela de Armas. Se trata, según ha trascendido, de garantizar que si es necesario acometer obras para acoger en el Juan Cruz Ruiz a los alumnos de la Clara Marrero, se haga de forma consecuente. De esa forma, teóricamente, se solventaría la papeleta y no se tendría un conflicto justo en el comienzo del próximo curso escolar.

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