Lorenzo Soriano
Me gustan los charcos y este es profundo. España tiene una interminable lista e historia de héroes
individuales, gente de una talla inaudita como su osadía, valor y arrojo. Sin
embargo el historial de gestas colectivas es escasísimo, con los dedos de media
mano se cuentan, y no sé si exagero o me sobran dedos. Realmente la marca
España es una falacia. Nos hemos empeñado en ser “diferentes” y la verdad es
que da especial pena en ver por lo que generalmente somos recordados o identificados. En los cuatro continentes,
afortunadamente solo en dos se nos menciona y a veces. América del centro y sur con México en el
Norte, donde se nos aprecia poco y algo
en Europa, donde se nos ningunea
muchísimo.
En Africa, salvo para insultarnos en Guinea y para jeringarnos en
Marruecos ni se nos menta. Y en Asia, salvo Ronaldo y Messi, que hacen anuncios
en Doha y en Viet Nam, se nos recuerda algo por el futbol y vagamente. Hemos
vendido nuestro aceite a Italia para que lo embotellara con su etiqueta, y
nuestro vino a Francia para más de lo mismo. Ahora nadie conoce nuestro aceite
y pocos nuestro vino. Fabricamos coches para alemanes, franceses, y para la
Ford ( inglesa), pero nuestro, la verdad, no hay nada. Y hasta nuestro Ave es
Francés o Alemán. Tenemos sol, playa, monumentos, fiestas, paisajes, paella,
sangría y hasta burros y botijos en Mijas. Pero por nuestra tecnología,
industria avanzada, artículos de lujo o innovación, no somos ni de pasada
mencionados. Más bien por lo contrario, por desastrillos, informalones, glotones y fiesteros, a la vez de mediocres y
baratos. Salvo honrosas y aisladas excepciones, que las hay y muy brillantes al
hilo del primer párrafo.
Es así y ahora no me vengan a sacar el orgullo patrio
ni a ofenderse por el ataque a la dignidad nacional. Además aquí, no tenemos
sentido de la unidad ni de la bandera, ni los gobernantes se hacen respetar ni
son hombres de Estado sino hombrecillos minúsculos y bizcochables. Casi todas
las Provincias o “Autonomías” se quieren separar o plantean disputas respecto
al Centralismo para que ni se les ocurran cercenar sus Virreinatos o por falsas
ilusiones imaginarias surgidas de manipular la historia. Estamos acostumbrados
a multiplicar el precio de la obra pública, presupuestar temerariamente y luego “ya veremos” que con
el amiguete de turno resolveremos. Tenemos un “embajador” para países Satrapeños y dictadores caribeños, que mata
elefantes y se empeña en empañar más la imagen ya fatídica de nuestros aviones
oficiales de desecho.
Salvo contadísimas y
honradísimas excepciones también de “heroísmo empresarial individual”, nuestra
industria es Mickey Mouse en general, y no podemos compararla con la Americana,
la sueca, la japonesa, La coreana, la Alemana ni la italiana. Nuestra
aportación al lujo mundial, ni se asoma a la francesa, ni mucho menos a la
italiana. Y en astilleros navales de
lujo no somos nadie en absoluto, en
comerciales poca cosa. En fabricación de autos de marca propia no tenemos nada
y menos automóviles de alto “standing” que nos
hagan solos propaganda, ni en electrónica, ni en telefonía, ni en nada
en genera. No quiero amargarles el asunto y que me cojan ojeriza por señalar
las “verdades” de nuestra escasísima
capacidad de asombrar al mundo en el terreno industrial o comercial. Llenos de
profesionales de altísimo nivel en la Sanidad, el haber apostado por la
pública, inviable por su desastrosa
gestión, ha hecho que tampoco aquí seamos referente salvo para que un
día dábamos atención universal y gratuita con muchas carencias y listas de
espera.
No tenemos universidades importantes, muchas si, de nivel ni hay ni se esperan. En fin, que no sigo en la autocritica porque
llega a la flagelación y por ahí no quiero pasar. Supongo que creerán que
echarle la culpa a la barahúnda de ineptos
políticos de las que hemos
sobrevivido y padecemos, pueda parecer socorrido y recurrente.
“Piove….porco governo”. Pero es que si
dijera otra cosa tendría la sensación de mentirles a ustedes. Somos un país turístico que hemos apostado
por lo barato, lo cutre y lo “belén esteban”. Aquí no se nos nombra para cosas
de alta tecnología, gran diseño, o de alta costura o confección y acabado. Y
eso es tremendo para ser un país europeo, con impuestos más altos de la media y
con estructura complicada que ralentiza actividad y desarrollo. Somos la mano
de obra barata de Europa, pero con costos laborales mucho mayores que los
suecos, con una estructura institucional insoportable y con una fiscalidad
confiscatoria incumplible que nos deja indefensos y provoca el sumergimiento de
muchísimos profesionales o autónomos por pura supervivencia.
La marca España, entre mas tardemos en de verdad crearla y entre más
nos felicitemos por lo bien que esta sin acometer su creación, peor será para
nosotros y mantendrá encantados a nuestros vecinos que se ocupan de vendernos y
no de comprarnos.
A Reflexiones
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