Lorenzo Soriano
UPyD en Albacete inicia la campaña con la una pegada de carteles simbólica.
No creo en Europa y las razones las esgrimo en capítulo aparte. No
somos homogéneos ni tenemos vocación europea. Europa ha enseñado a la
garrulería política patria la corrupción con mayúsculas dejando la picaresca de
antaño y abrazando la grande, la enorme, la mollar. Europa ha catalizado los
precios de las mercancías y los bienes y servicios, desde el 60% inicial de
100ptas=1€, hasta la estratosfera, con la insana intención de vendernos
millones de coches, maquinas, aparatos y artículos de nivel o lujo. Esto ha
provocado que trastornados por el efecto Europa (UROPA), nos lanzáramos a
consumir y a endeudarnos en masas de euros inmensas que nos costaban las
banalidades no que valían su precio, o cuyo precio no correspondía al valor. A
continuación y con la connivencia de nuestros gobernantes nos explican que lo
que compramos eran mayormente humo o chatarrita y que a ver qué hacemos, pero
que lo que debemos, eso sí es “sagrado”.
La esclavitud moderna es lo que nos espera diseñada en Europa y aplicada por los esbirros
palanganeros locales.
En España la corrupción era picaresca cuasi simpática, mas allá de la
frontera la corrupción era elitista y elevada.
Aquí ha habido Metástasis de corrupción porque los únicos que la
practican son los que ostentan poder, a cualquier nivel, que son los que pueden
violentar la legalidad, con la ayuda de sus brazos recolectores empresariales
sin duda. Aquí no teníamos ni la educación ni los escrúpulos europeos en apoderarnos de lo ajeno, máxime
cuando lo ajeno “no se cree de nadie”. No nos parece mal defraudar, evadir, ni
adjudicarnos lo que no es totalmente nuestro ya que siempre lo importante o lo
bueno era de la clase dominante y cogíamos las migajas que caían de sus
elevadas mesas donde celebraban sus orgiásticos banquetes. Y nos miraban con
displicencia, y con cierto desprecio desde la distancia, vernos arrojarnos sobre las sucias
sobras a dentelladas para saciar el
“hambre” de ponernos algún abalorio que nos distinguiera.
Los mensajes que nos lanza Europa son torcidos y sesgados,
contradictorios y engañosos, con cal y arena. No mencionan ni de pasada que el
déficit que nos crearon se tenga que equilibrar con la reducción de gasto
público corriente, sino subiendo impuestos y recortando servicios pagados por
adelantado, que no hablo de derechos
absurdos o privilegios de algunos. Y es que nosotros no somos ni Grecia, ni Irlanda
ni Portugal, que caben en una provincia cualquiera. Nosotros somos
irrescatables. 48 millones de personas y esa astronómica deuda, lo son, y se
llevaría al “negocio” europeo por la taza del inodoro. Entonces nos prestan y avalan para que
paguemos intereses de una deuda elefantiásica, creciente, impagable, eterna que
encima les proporcionara pingües beneficios mientras podamos pagar. Con su
“ayuda” . Y en vez de una traumática ruptura, con resultados dizque
esperanzadores a medio plazo , el encarcelamiento ejemplarizante de muchos y la
rotura de canales de flujo corrupto, nos
destinan al desahucio, nos ejecutan,
embargan, despojan y aniquilan, a cambio de una famélica y seleccionadora
ayuda otorgada a su criterio. E insisto,
con la anuencia de nuestra casta preponderante desde la más alta hasta el más
simple funcionario de Hacienda o Autonómico.
Que no, que aunque la ausencia de quórum la transforme en pataleo, la
abstención es lo que sugiero. No voy a legitimar esta farsa, votando, ni un minuto más y empezare a meditar en
otras soluciones que las hay.
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