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lunes, 20 de septiembre de 2021

VOLCANES

Evaristo Fuentes Melián

Volcanes canarios en erupción.  

Hablemos, enumerando en un orden cronológico, de algunas ciertas vicisitudes sustanciales, de los últimos volcanes en erupción en las islas de La Palma y Tenerife. 

1.- Año 1707.- El volcán de Garachico explosionó en 1707 (hablo de memoria) a principios del siglo XVIII. Se comenta en la actualidad, que fue un volcán muy agresivo, que sepultó buena parte del pueblo garachiquense. Todavía hoy, se pueden ver las corrientes lávicas negruzcas  que bajan desde lo alto de la montaña, hasta casi llegar a la explanada cercana al viejo muelle (por cierto, hace muchos años impracticable…) que tiene todavía un pescante para cargar la fruta bananera y un gran almacén semirruinoso. Opino que ambos instrumentos de agricultura se deberían reparar a fondo y conservar para siempre como recuerdo imborrable.

2.- Año 1909.- El volcán del Chinyero, por la zona oeste de las cercanías del Teide, términos municipales de Guía de Isora y de Santiago del Teide. Se sacaron fotos, aunque muy defectuosas por los medios técnicos que aún eran muy rudimentarios. Por los recuerdos que heredé de mis antepasados más cercanos (padres, tíos y abuelos) en este caso de 1909, ocurrió algo insólito: mientras los habitantes más sensatos que vivían en las zonas próximas, huyeron de la zona del volcán, trasladándose a la lejana zona capitalina o norteña en lanchas desde el muellito existente entonces (no había carreteras en condiciones); otros, más atrevidos y aventureros, hicieron lo contrario, se acercaron desde al zonas lejanas para ver la erupción más de cerca.

3.- Año 1949.-  Fue el volcán de San Juan, llamado así por coincidir el comienzo de su erupción con el 24 de junio, día de San Juan. Esa eclosión volcánica la presenció mi generación, cuando aún éramos muy niños. Recuerdo que mi padre me llevó a la terraza del comedor de mi casa en la Villa Arriba orotavense, y me dijo que mirase allá a lo lejos para ver  la isla palmera, y en efecto recuerdo que se veía perfectamente el resplandor de las llamas de la erupción en la cima de la silueta de la cúspide de las montañas de la Isla Corazón, que no es otra que la isla de La Palma.

4.- Año 1971. – Fue el Teneguía, de la isla palmera. Empezó a dar “señales de vida” el día de mi tocayo San Evaristo, que se celebra el 26 de octubre. Terminó reventando por la punta del sur, pueblo de  Fuencaliente y fue a morir al mar atlántico, dejando una zona de terreno añadida al propio de la isla, lo que probablemente puede crear un conflicto legal. Puesto que… ¿de quiénes son esos terrenos volcánicos ganados al mar? ¿Quién se siente y debe ser propietario de ellos? ¿El dueño de los terrenos y fincas colindantes? ¿El municipio adlátere?, ¿el cabildo insular?, ¿la comunicad canaria al completo?...

 En la erupción del Teneguía, mis amigos geólogos de fama, don Telesforo Bravo y don Juan Coello, se trasladaron urgentemente a La Palma y anduvieron con riesgo de su integridad física, cerca de la eclosión hasta el punto que se llenaron de cenizas sus ropas y sus cuerpos. Algunos familiares míos también fueron con sus niños de corta edad, en barco y consiguieron verlo también muy de cerca. Al decir de los testigos oculares y auditivos, lo que más te sorprende y te llama la atención y te ‘acoxxona’ es también el tremendo ruido a modo de bramido que surge de las entrañas de la Madre Tierra.

Y 5.- Año 2021.- Y por fin (hasta ahora) tenemos este cercano a El Paso, que es un municipio situado en el centro de la espina dorsal de la isla de La Palma, a medio camino entre la cara Este (partido judicial de Santa Cruz de La Palma) y la cara oeste (partido judicial de Los Llanos de Aridane).

Escribo esto cuando es el día siguiente a la salida lávica y escorias y cenizas  explosionadas hacia el aire con fuerza infinita de Madre Naturaleza, cuando aún no sabemos cuánto tiempo va a durar el temible espectáculo, doloroso en especial para los miles de vecinos que han tenido que abandonar sus viviendas. Como dice un vecino en una grabación que me llega por el móvil:

 “¡Ay, mi madre! ¡Me van a botar de mi casa!”      

Espectador

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