Lorenzo de Ara
El psoe de Sánchez, irrecuperable para la democracia, le pide a Felipe VI que siga adelante con la renovación de la Corona. Al mismo tiempo, chitón ante los ataques violentos de los partidos que mantienen en el poder al partido de la rosa marchita y felona. El psoe representa a la perfección la cobardía y la traición más depredadora que ha sufrido nuestro país.
Del psoe de Pérez-Castejón no debe fiarse el Rey. De este psoe gangrenoso sólo se fían los golpistas, los filoetarras, los del PNV y la extrema izquierda golpista y antisistema que persigue incansable tirar abajo el andamiaje del 78.
El psoe es un aliado de los enemigos del bien común, la justicia, la libertad y la paz social.
Cristina Narbona, lacaya de unas siglas y a las órdenes del capo de la Moncloa, abrió la boca y vomitó necedades, pero también nos ahogó con la ruindad propia de todo socialista que mama de España para seguir viviendo en el comistrajo de la riqueza y el confort de la estulticia bien pagada.
El Rey se echó
fuera de la zona de influencia de las siglas de los partidos. Todos.
Para la Corona está España y los españoles. Punto.
Ni quiera un padre ha podido doblegar la obligación que tiene Felipe VI ante sí mismo y ante su destino.
Ciegos, golpistas, filoetarras, amancebados por partidos rupturistas y cargados de muerte han salido en tromba para intentar una vez más acabar con la Corona. No han podido. Pero su fracaso en el presente no significa que puedan mañana conseguir el éxito final.
PP, VOX y Ciudadanos han vuelto a mostrar sin miedo que son partidos fiables en los momentos en que España se la juega. Produce tristeza que entre ellos se desangren cuando la patria necesita más que nunca la unidad a toda costa.
En un digital pestilente, un tal Ignacio Escolar concluía que el Jefe del Estado no está en la realidad.
O sea, que hablar de la pandemia, de los 70.000 fallecidos, del paro, de la precariedad laboral, de la miseria, del hambre, del respeto a la Constitución y la ley, pedir esfuerzo, solidaridad, unidad, patriotismo y lealtad a España, es cualquier cosa -por ejemplo traición y genuflexión ante la derecha de Colón-, pero jamás estar asentado en la realidad que experimentan 47 millones de españoles.
Mejor hubiera sido que el Rey repitiera las mismas palabras que pronunció en su gran discurso del 3 de octubre de 2017. O callar mirando a la cámara durante 14 minutos interminables. El silencio. Y cuando digo mirando a la cámara, digo mirando a los españoles. Fijamente a los ojos. Nuestros ojos.
El psoe es un abismo. Un matadero abierto y a pleno rendimiento en la ejecución de los proyectos más desestabilizadores para España. El psoe de Sánchez es una desgracia para la patria. El psoe ostenta el poder porque así lo quieren los otros enemigos de nuestra tierra.
Si dejáramos solo al Rey en estos trágicos momentos-, mereceríamos la dictadura bolivariana, comunista y asesina que se nos echa encima. Paremos, pues, el avance del horror.
Unidad.
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