Teresa González
Oyendo el ron-ron del escarabajo
el silbido del
zancudo y oliendo
el aire que ya
se va huyendo
de miedo y con la voz en bajo
Guareciendo un
viejo andrajo
—nuestro
cuerpo— de lo que está lloviendo
—tiros— y el
hombre padeciendo
allá afuera y mi madre y yo abajo
Abajo… de esta cama para vivir
otro día más... Y las bombas no cesan
allá afuera ¡Maldita Guerra! —Abrir
la puerta ¡NO! Nuestras almas se cansan
y se nos estremece el existir.
—Ambas temblamos cuando “ellos” pasan...
No hay comentarios:
Publicar un comentario