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sábado, 12 de diciembre de 2015

FRANCO SÍ, FRANCO NO


Evaristo Fuentes Melián  

Mientras oigo como sonido y telón de fondo de mis trompas de Eustaquio la banda sonora de la película ‘El desencanto’ (Jaime Chávarri, 1975), que es sobre la biografía del poeta de controvertida vida familiar Leopoldo Panero (1909-1962), me estoy acordando de haber leído en la prensa  una entrevista al norteamericano Stanley G. Payne, historiador de la España contemporánea, homólogo del inglés Paul Preston. Este último escribe de la etapa franquista con más oscuridad, con más pesimismo. Para Payne la última etapa franquista fue más positiva. Dice en dicha entrevista Payne:

“Entre 1959 y 1975 se llevó a cabo la modernización básica y la trasformación de España. No es que Franco trasformó España, sino que presidió la transformación de España”.

Esta frase forma parte de la eterna discusión que hayamos podido mantener los de mi generación, nacidos en los años de la guerra 1936-1939 e inmediatamente posteriores.

Situándonos en las Islas Canarias, al final de los  años cincuenta empezó la transformación positiva, y concretándonos en la ciudad turística por antonomasia, Puerto de la Cruz, en diciembre de 1957 se estaban inaugurando la  avenida de Colón y la primera fase del Lido y la piscina de San Telmo. Empezó, pues, a haber trabajo abundante, y algunos vecinos de mi comarca, que  habían  emigrado para Venezuela o Brasil pocos años antes, hubieran hecho “su Venezuela” aquí; eran, y siguen siendo los que no han fallecido, gente seria y trabajadora con una cierta formación cultural, laboral y empresarial.

Por otro lado, entre mis coetáneos, hubo colegiales enfermizos que pasaron una infancia triste, con achaques que les impidieron hacer una vida normal, tal como  jugar a la pelota en los ratos de recreo, y pasaron largas temporadas encamados por su enfermedad. Pero algunos de ellos, al hablar de aquella etapa, parece que confunden su particular estado patológico juvenil y lo generalizan y consideran gris y oscuro todo el periodo de Franco. Se olvidan de que en esa década profundamente transformadora  de los años sesenta, después de pasar por las penurias de los años de posguerra,  muchos paisanos nuestros fueron con su ´’smoking’ a la cena de fin de año en hoteles  de lujo o primera, haciendo fiesta común con los turistas europeos.


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