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viernes, 1 de marzo de 2019

LOS REALEJOS Y ALGUNOS PERSONAJES PARA LA HISTORIA (I)


Javier Lima Estévez. Historiador

El municipio tinerfeño de Los Realejos representa el lugar de nacimiento para trayectorias que han marcado un destacado papel en diversos ámbitos, contribuyendo de forma decidida en la realidad social, cultural, económica, política y religiosa de su época. A lo largo del presente trabajo mostraremos múltiples cuestiones asociadas a la trayectoria histórica de personalidades del municipio entre los siglos XVIII y XIX, teniendo presente como base la publicación del Memorialista de la Villa de La Orotava, investigador y genealogista, Antonio Luque Hernández. Su trabajo, bajo el título “Brevísimo catálogo de realejeros ilustres”, es fuente de consulta indispensable para realizar una aproximación al perfil histórico de realejeros que, por diversas circunstancias, poseen trayectorias dignas de atención. Siguiendo sus pasos y consultando numerosas fuentes, incluimos en la siguiente nómina al dominico fray Agustín de Veraud, Lector de Filosofía en el convento de San Benito de La Orotava, a lo largo de su vida se preocupó por el estudio de diversas materias culturales. Dejó escritas varias obras literarias: El arte pequeño de la gramática latina, Arte métrica o poética latina, Nomenclátor castellano y latino, Aulea grammaticae o Alectero-machia, o de la riña de gallos, poema latino escrito en la ciudad de La Laguna en 1758, tal y como recoge José de Viera y Clavijo en su “Biblioteca de los autores canarios” insertada en su monumental obra Noticias de la historia general de las Islas de Canaria. El profesor universitario Manuel Hernández González, anota en su obra Los Conventos de La Orotava la descripción de un individuo en el que penetró «la ideología ilustrada de su siglo, la afición por la Ciencia Nueva, tratando de transformar el espíritu educativo de su orden» constituyendo su vida y obra una «excepción dentro de la orientación educativa del convento dominico».

Dámaso Antonio de Quesada y Chaves representa otra de esas biografías dignas de atención. Dejó escrita una interesante obra sobre la historia de las Islas Canarias bajo el título Canaria Ilustrada y Puente Americano. Conocemos algunas referencias sobre Quesada y Chaves a través de Viera y Clavijo. Así, sabemos que tras la realización de un viaje a Italia por parte del polifacético realejero, éste llegó a escribir al marqués de la Villa de San Andrés, comunicándole la presencia de Quesada y Chaves, una mención que realiza de pasada y sin entrar a comentar nada en torno al personaje.

Otro realejero ilustre sería Antonio de Rojas y Abreu. Según establece el profesor Manuel Hernández González, su formación transcurrió en tierras peninsulares, estudiando Derecho Canónico en la Universidad de Granada y Civil en la de Salamanca. Fue alcalde mayor de La Laguna, en su isla natal, hasta su embarque para La Española, donde se quedó hasta 1742, siendo fiscal de la Audiencia dominicana en 1734. Contrajo matrimonio con Juana Clemencia en la isla de Santo Domingo, siendo nombrado alcalde del crimen y juez provincial en la real audiencia de México, tal y como establece Víctor Gayor en su obra Laberintos de justicia: las reglas del juego.

Otro ser de indudable interés es Amaro José González de Mesa, calificado por Viera y Clavijo como «ciudadano de grandes talentos y recursos». Bachiller en Cánones por la Universidad de Salamanca el 5 de septiembre de 1731; Bachiller en Leyes por la misma Universidad, el 19 de enero de 1735; Licenciado en esta última Facultad el 22 de junio siguiente. Llegó a ser Consiliario en propiedad y Rector de aquel Centro durante el curso de 1733 a 1734. Datos de notable interés extraídos del Nobiliario de Canarias.

El Coronel Baltasar Gabriel Peraza de Ayala y Machado. Tal y como apunta el Nobiliario de Canarias, desempeñó en la isla de Tenerife el cargo de fiel ejecutor y regidor; síndico personero general; diputado y mensajero elegido para dar la bienvenida a Fernando VI ante su llegada al trono. Además, fue diputado del Ayuntamiento y elector del síndico personero. En el ámbito de la corporación municipal, actuó como diputado de Meses en los cabildos; de Corte; de Fiestas y de Indias; de Montes y de Aguas y procurador mayor. El nombre de Baltasar Gabriel permanecerá para siempre unido a la bulliciosa ciudad Patrimonio de la Humanidad, pues, tras su traslado a La Laguna mandó a construir una hermosa vivienda y capilla anexa consagrada al culto de la Santísima Trinidad.

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