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sábado, 16 de marzo de 2019

VENEZUELA TURÍSTICA, EL PAÍS QUE QUEREMOS


Antonio-Pedro Tejera Reyes

“En la práctica del turismo deben prevalecer los elementos culturales y espirituales, sobre los elementos técnicos. La liberación del hombre respetando su identidad y su dignidad, la afirmación de la originalidad de las culturas y el respeto al patrimonio moral de los pueblos”. Arturt Haulot.

CANALES, MARINAS, CAMPOS DE GOLF, HERMOSOS HOTELES TROPICALES... “EL MORRO”, UNA REALIDAD ENTRE BARCELONA Y PUERTO LA CRUZ

TURISMO, FUERZA VIVA AL SERVICIO DE LA PAZ MUNDIAL, Y DERECHO FUNDAMENTAL DEL SER HUMANO

El 30 de Octubre del año 1981, en los salones del Real Club Náutico de Gran Canaria, en Las Palmas, tuvimos ocasión de ofrecer una amplia conferencia sobre las posibilidades turísticas de Venezuela, la cual ilustramos con numerosas diapositivas que, junto a los hermosos carteles que por aquel entonces editaba la Corporación Nacional de Turismo, fueron largamente aplaudidas por el numeroso público que llenó al completo dichas instalaciones, arrollándonos a preguntas que con el mayor interés fuimos contestando, como las que nos hiciera el llorado amigo, el político Dr. Gregorio Toledo, el cual tenía un hermano allá desde no se sabe cuántos años... Recuerdos inolvidables en los que veíamos una Venezuela turística de gran alcance de la cual hemos mención en innumerables trabajos en nuestra larga vida literaria, como un homenaje a la tierra de Dios donde La Naturaleza puso todos los componentes necesarios para que sus hombres y mujeres los desarrollaran como un beneficio sin igual para aquellos que soñamos con el turismo como un pasaporte para la paz.   


Vista parcial de la zona Puerto la Cruz-Barcelona, donde nació el proyecto EL MORRO, uno de los principales recursos turísticos de Venezuela, con un espectacular desarrollo.

Comenzar este artículo con el tratamiento del complejo turístico “El Morro”, en el Estado Anzoátegui, casi para nosotros es una obligación. El Morro, y toda su historia, es uno de nuestros gran- des temas en el módulo “La planificación del territorio turístico”, dentro de los estudios master sobre la calidad turística-ambiental sostenible y promoción de la paz, que creamos junto a la Universidad para La Paz, UPAZ, de las Naciones Unidas.

Se trata entonces de analizar el desarrollo de esta región de Venezuela, con algo más de diez millones de metros cuadrados, que ha logrado enlazar la parte perimetral de la ciudad de Barcelona con Puerto la Cruz, mediante la construcción del más ambicioso proyecto turístico de la nación, y uno de los mayores del mundo.

EL COMPLEJO TURÍSTICO EL MORRO

Son varias las veces que hemos tratado en la prensa sobre este complejo turístico de excepción. Son muchos las veces que hemos pernoctado y vivido las mejores jornadas turísticas, en su “Hotel Doral Beach” ... Son demasiados recuerdos de unos largos años vividos allá, para poder resumirlos todos en unas pocas páginas...


Una de las preciosas estampas de los canales de la urbanización EL MORRO, donde se puede apreciar la calidad del ambiente turístico, que se afianzó hace algunos años en la zona.

El Complejo Turístico El Morro consiste, esencialmente, en un desarrollo turístico concebido para el turismo nacional e internacional, en dos zonas separadas entre sí por la población residencial de Lecherías. La primera porción es un área de unos 8.500.000 metros cuadrados de espacio, ubicada inmediatamente al lado de Lecherías y al Oeste de la ciudad de Puerto la Cruz. En este espacio existían unas salinas – las cuales llegamos a conocer y hasta fotografiar – que tenían muy poca utilidad para la comunidad. La segunda porción consiste en una superficie de un millón y pico de metros cuadrados, compuesta totalmente por El Morro de Barcelona. Las dos porciones contrastan notablemente en su fisonomía, pues mientras las salinas es una zona totalmente plana, El Morro es una montaña con desniveles muy abruptos. Ambos, a mediados los años setenta, se encontraban totalmente deshabitados.

En virtud de las limitaciones físicas en la zona de las salinas, fue menester crear allí artificial-mente los espacios de terreno necesarios para su desarrollo, lo cual se realizó mediante el sistema de dragados, utilizando el material sacado del fondo del mar para rellenar, con lo que se consiguió elevar el nivel del terreno y a su vez profundizar el de los canales que se fueron creando. Una ingente labor donde se movieron más de 50 millones de metros cúbicos de material.


Las esplendorosas playas de Chichiriviche, recursos venezolanos para el “turismo de sol y playa” otro de los recursos naturales del trópico de abundante variedad, en los cientos de kilómetros de costa, de la nación americana.

Se construyó un gran canal unido al Mar Caribe, ramificado en muchos otros canales en forma de meandros acuáticos, ínter mezclados con sendas penínsulas debidamente conectadas con tierra firme.
El paisaje resultante en las salinas son unos frondosos jardines tropicales, con aberturas en sus canales y praderas de sus campos de golf, dentro de un marco en que han proliferado todo tipo de construcciones algunas de ellas, como buen símbolo del alcance de la especulación, fuera total-mente del contexto, y otras como bellos ejemplos de un armónico desarrollo sostenible, con construcciones arquitectónicas y de ingeniería, realmente admirables.

En el caso de El Morro, hubo más libertad arquitectónica para ubicar sus construcciones aprovechando el espacio estético del mismo. La forma piramidal de la montaña, remate de la Bahía de Pozuelos que se interna en el mar en dirección al rosario de islas vecinas, se prestó para crear en ella toda una larga serie de edificaciones que, con mayor o menor acierto, le dan una fisonomía particular a la zona.

EL MORRO COMO EJEMPLO

 La creación de El Morro es una demostración mundial de que el turismo comienza por investigación, sociología, ingeniería y arquitectura. Estudios socio-económicos, vías de comunicación, energía eléctrica, telecomunicaciones, servicios... después de todo esto vendrán las más estudia-das edificaciones acordes a un desarrollo sostenible...

Estampas clásicas en el Complejo Turístico El Morro, una auténtica visión de lo que Venezuela puede ser aplicando su gestión al desarrollo turístico del país.


La experiencia que se consiguió en El Morro, distorsionada por los acontecimientos que han sacudido a la nación, se considera altamente interesante para su estudio y son los analistas quienes tienen en estos momentos un modelo desarrollado, donde se están aplicando toda una serie de variables para detectar los correctivos necesarios para obtener un diagnostico positivo sobre esta realidad de la planificación del territorio turístico mundial.

Todo ello fue en su día desarrollado, tomando severas bases en el brusco impulso del turismo mundial a partir de la post guerra, hasta el momento en que se diseñó el complejo, haciéndose, además, grandes prospecciones sobre el futuro, por las mejores compañías norteamericanas especialistas del sector, de tal manera que, a la finalización del enorme proyecto, estuviese en condiciones de competir con las mejores referencias a escala mundial.

En ese año 198l, en que situamos nuestra intervención, la compañía norteamericana Economics Research Associates, de Los Ángeles, famosa por ser la que diseñó el sistema de organización de Disney World, consideraba que El Morro tiene una larga serie de ventajas sobre otros destinos turísticos de El Caribe. La misma señalaba que, “El Morro será una de las más grandes y mejor coordinadas instalaciones turísticas del mundo, que ofrecerá a los mayoristas unas facilidades como en ningún otro país, para colocar grupos de turistas en un solo destino, donde el clima es una ventaja importante para atraer el mercado turístico mundial hacía Venezuela. El Morro es especialmente agradable en temporadas en que otros destinos del Caribe como Miami, la Península de Yucatán, Puerto Rico o Las Antillas, son vulnerables por los huracanes. También vientos helados azotan regiones como Miami o las Bahamas...”        

UN EJEMPLO VIVO DE LA REALIDAD

Nos “partíamos la cara” para conseguir una habitación, en la alta temporada, en el Hotel Doral Beach (4.000 camas), allí en El Morro, en los primeros años de los ochenta. Eran momentos de esplendor que más tarde seguiríamos viviendo con sus nuevos hoteles y sus lujosas y singulares instalaciones, con sus hermosas marinas, sus preciosos canales y los bucólicos paseos por sus plácidas aguas, su lujuriante sol, y sus múltiples rincones de sorprendente belleza, en especial para quienes desde el norte buscan el trópico para disfrutar del binomio sol y playa...



Hermosa vista parcial del desarrollo turístico de EL MORRO, una auténtica realidad de Venezuela, que debidamente gestionada debe ser una fuente de riqueza para la comunidad, para la persona, para la familia y para el país entero.


Allí, al borde de ese Mar Caribe donde las playas de El Morro parecen inacabables en su extensión marina, podemos disfrutar de las más suculentas ostras ofrecidas por los muchachos al borde mismo del mar (se pagan por docenas) o acercarnos hasta los mejores restaurantes de Puerto la Cruz para degustar los mejores pescados o las langostas del Caribe, unidos a los mejores platos gastronómicos del repertorio criollo o internacional.

Estampas y más estampas de mi Venezuela que tanto añoro desde el fondo del alma, donde su desarrollo turístico debe contribuir a eliminar el desnivel social existente entre su población, como creador de un número considerable de nuevas actividades, fuente segura de empleos dignos y bien remunerados, elemento positivo de progreso en los países donde se practica, cualquiera que sea su grado de desarrollo.

Una Venezuela soñada donde es necesario impulsar la realización del ser humano como ciudadano del mundo, contribuyendo a su mejor educación, la liberación del hombre respetando su identidad y su dignidad, la afirmación de la originalidad de sus culturas y la moral de sus pueblos como elementos fundamentales para lograr una integración objetiva, precisa y completa. Una Venezuela que sea algo más que un sueño, donde sigamos sorprendiéndonos y admirándonos de su medio ambiente, de sus recursos naturales, de sus inmensas llanuras o sus impresionantes bosques... donde la formación la educación y el conocimiento, sean el fin primordial que promulga la Organización Mundial del Turismo, junto a esa Declaración Universal de los Derechos Humanos del Hombre.

El Morro, Barcelona, Puerto la Cruz, Anzoátegui, Venezuela, algo bastante más que un sueño...

Del Grupo de Expertos de la Organización mundial del Turismo. OMT.

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