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viernes, 15 de marzo de 2019

DESFASE COMPETITIVO


Salvador García Llanos

Sostiene Exceltur, la asociación empresarial turística española, que hay que acelerar los procesos de digitalización de la gestión municipal orientados a una mejor atención de servicio a los residentes que, a su vez, facilite la mejor convivencia con el turismo. Lo incluye en su Decálogo de políticas turísticas municipales, al que nos hemos referido en alguna entrada anterior dado el interés que entraña para las instituciones locales que han de afrontar, si se cumple, un nuevo ciclo de crecimiento turístico más sostenible. Pero no solo para los ayuntamientos sino también para las formaciones políticas que aspiran a continuar gobernando o a acceder a nuevas responsabilidades y han de presentar ya sus ofertas programáticas. El turismo dejó de ser una materia que se afrontaba con voluntarismo, casi dejándose llevar por el ritmo

o el sello que imprimiera el sector privado, para convertirse, allí donde es el principal nutriente del sostén productivo, en una asignatura cada vez más tecnificada y más exigente que obliga a diseñar estrategias y programas con los que mantener, sobre todo, niveles de competitividad.

Por eso, la patronal hotelera insiste en que la población haga suya la atención turística para ser conscientes de la repercusión en la cualificación de la oferta de un destino y en la necesidad de hacerla sostenible. Se trata, mediante iniciativas de formación y concienciación, de elevar la empatía y la capacidad de acogida ciudadana a favor del turismo y del turista para contrastar, sobre todo, sus valores intrínsecos y los efectos de estos en el amplio tejido socio-empresarial a escala local, de modo que repercutan en la generación de empleo y en una mejor administración y redistribución de los recursos.

Es positivo que el sector privado se involucre. No solo para reivindicar mayor agilidad en la tramitación de sus proyectos o licencias, y hasta de sus demandas digamos domésticas, sino para participar en procesos donde se requiere hasta el sacrificio de sus intereses particulares para dar paso a una visión más globalizada y comprometida con los intereses generales y la proyección del destino. 

El Decálogo de Exceltur reivindica mayores recursos presupuestarios para inversiones municipales en infraestructuras, dotaciones, mantenimientos y rehabilitación que mejoren y pongan en valor los atractivos del destino. Poco que objetar, pero el sector también debe corresponder con esa implicación a la que nos referimos, sobre todo si se quiere que esa agilización de los procesos señalada al principio comporte, por un lado, la mejor prestación de servicios a los residentes y favorezca su mejor convivencia con el turismo; y por otro, la superación de las expectativas y el propio disfrute que los visitantes imaginaron en el momento de elegir el destino. La digitalización, en definitiva, tiene que propiciar mejores condiciones de competitividad de modo que los operadores turísticos que convergen en un destino optimicen su gestión y fortalezcan su implantación.

Pero todo esto solo se conseguirá si de verdad iniciativa privada y sector público se coordinan fehacientemente y acreditan eficiencia. Algunos venimos hablando de estas cuestiones desde hace tiempo y puede que el planteamiento parezca un disco rayado, pero como los avances han sido escasos y queda mucho por hacer, no hay más remedio que insistir. Hay que afrontar un nuevo ciclo en el que se exige sostenibilidad: si no hay respuestas a la altura exigida, el desfase competitivo será evidente.

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