Lorenzo de Ara
En uno de sus
libros, Fernando Savater relata cómo los primeros cómicos de la antigüedad
iniciaron lo que incluso hoy se celebra con notable éxito. Reírse de los
filósofos. En los teatros, calles, plazas, ágora, los caraduras (también
inteligentes) provocaban la risotada del público/vulgo con imitaciones o
alusiones a Sócrates y Platón, principalmente. Mofarse del que piensa es algo
muy corriente. En Grecia se ejercía con frenesí.
La patria de
la filosofía y donde alumbró la democracia, era más partidaria de los cómicos
histriónicos que del bla, bla, bla de Sócrates, para ser pocos días después (es
un decir) acusado de prostituir la mente de los jovencitos atenienses. ¡Cicuta!
La cultura
(¿se le ocurre al lector otra palabra?) de la risa fácil que genera el pensador
entre el votante/vulgo, continúa vigente y no pierde fuerza.
Los
periodistas son destripadores de primera. Los grandes medios de comunicación
son armas de guerra que cortan y descuartizan. A los periodistas y medios de
comunicación se unen las redes sociales. Así se configura un ejército
invencible.
Leer a Kant es
una pérdida de tiempo. Lo mismo pasa si coges el libro de Ortega y Gasset de la
estantería. ¿Qué haces con Nietzsche? ¿A qué esperas para quemar ese libro de
John Stuart Mill? ¿Por qué animas a tus hijos a que no desperdicien la ocasión
de leer “El banquete” de Platón?
Hasta
sorprende que Cayetana Álvarez de Toledo decida morir en Cataluña. Ella no
quiere ser mártir, pero sabe que la despedazarán. Hasta los suyos.
Y es que una
sociedad que ha elegido a Pilar Rahola (Salvador Sostres lo recuerda) para
desempeñar el papel de sacerdotisa suprema del bien, no es que tema la llegada
de la mujer inteligente, es que está preparada para matarla con la risa que
solo las hienas dominan desde que echan a correr por las Ramblas.
Pensar es un
error. Y se paga caro. Si usted pertenece al grupo de los que habitan en la
casita del perro guardián, tiene garantizado, que lo sepa, no el éxito, pero sí
la alegría de ver cómo serán los suyos los que ocupen el trono de las penurias.
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