Evaristo
Fuentes Melián
El
segundo premio de la lotería de Navidad son 200 millones de euritos en total.
Todo a abonar en Granadilla de Abona. El dueño de esa administración de lotería
chasnera es dueño también de nada menos
que siete gasolineras. Yo, si hubiera cogido un buen pellizco del premio, le
propondría lo siguiente: “Los millones que me han tocado en el premio, se los
cambio, pelo a pelo, por las siete gasolineras”. Y es que el ministro Soria está propiciando,
con su errónea política energética, que los carburantes tradicionales sigan
carburando per secula seculorum amén.
Otra
cosa que me llamó la atención, es que hubo quien le teme mucho al estado
delincuencial que vive este país llamado España, y en concreto uno de los
agraciados llamó desde un teléfono
público, no identificable, a la administración donde había comprado el número
premiado, para darle las gracias más efusivas, pero desde el más absoluto anonimato. Este no es
bobo. Recordemos que hace más de cuarenta años, por el año 1968 si no recuerdo
mal, en Charco del Pino (barrio del mismo municipio de granamillones), un solo acertante de la quiniela de futbol se llevó
33 millones de pesetas, que sería necesario multiplicarlo por cincuenta para
hallar el valor real actual, unos 1.650 millones de pesetas; o sea, unos casi
diez millones de euros de este año 2013. Lo cierto es que el acertante de aquella
quiniela de futbol, por pregonarlo a los cuatro vientos y ponerse a repartir
espléndidamente con sus familiares, a partir
de ahí fue un desagraciado más que un agraciado, puesto que sus herederos terminaron todos peleados y a
la gresca.
¡Ah!,
hay otros dos casos de signo totalmente opuesto: 1.- Un aldeano que llegó a una
administración de lotería de la capital de su provincia el día del sorteo por
la mañana y pretendía comprar cuando ya estaban cantando los niños de San
Ildefonso. Este fulano, o es tonto de remate o en su campechanía socarrona
rural y pueblerina es demasiado listo: “Esperaré a que salga el primer
premio—se diría para sus adentros bucólicos y aventureros a lo Julio Verne—y
luego, ¡lo compraré ya premiado!”.
Y
2.- Ya lo advirtieron en los telediarios: que tengan cuidado los que han sido
agraciados, con vender a nadie el número premiado si les ofrecen más dinero que
el que les corresponde por el premio; esos son mafias que blanquean capitales, de cuyo delito será
culpable también el re-vendedor, por colaboración en el fraude fiscal
correspondiente. Y para terminar, no
quiero ser un agorero, pero que no le extrañe al dueño de las siete gasolineras
de Granadilla, siete, si a partir de ahora recibe con mayor frecuencia la
“visita” de delincuentes comunes, esos que suelen llevar un disfraz en el
rostro sin estar en tiempos del carnaval…
ESPECTADOR
INOCENTE
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