Moisés González Miranda
Democracia. ¿Qué les parece la idea?. No suena del todo mal.
Parece ser que se trata de que no sea uno o unos pocos los que impongan su
voluntad a la mayoría, más bien al contrario, que la mayoría decida sobre el
destino de todos.
A medida que
la dictadura se aleja en el tiempo y que no parece viable que se renueven los
agujeros, recientemente cubiertos en el techo del congreso de los diputados, da
la impresión de que se pierde el auténtico valor del sistema democrático, o al
menos parece que el sistema de pervierte. De una forma u otra asistimos al
triste espectáculo de la pérdida de valores democráticos que, pintados de
disciplina de partido o salvaguarda del sistema, transmutan en imposiciones de
unos pocos a los demás, y tengo que reconocer que estoy algo confundido, porque
como creyente en los principios del socialismo había escuchado algo de que su
fundador, un tal Pablo Iglesias, inspiró un partido garante de valores
democráticos. Es más el 37 congreso del PSOE defendía la asignatura de
Educación para la Ciudadanía bajo la creencia de que era una herramienta
fundamental, pues según se afirmaba, “la cultura democrática no es inherente a
la naturaleza humana, sino que hay que construirla en la familia, en los
centros educativos y en la comunidad”. Cabe preguntarse si no hay que
construirla también desde el ejemplo a la hora de comportarnos como partido.
La moción de
censura de Tacoronte ha puesto de manifiesto la crisis de valores democráticos.
No voy a profundizar en el análisis del auto del juez que concede cautelares y
anula una moción que es expresión de la mayoría democrática de los ciudadanos,
pues la constitución salvaguarda el nexo fundamental entre el votante y el
votado. No es prioritario que el citado auto dé el poder al aparato del partido
por encima de la voluntad de la
ciudadanía expresada en la urnas y que da legitimidad al concejal
electo. Lo que verdaderamente resulta preocupante es el comportamiento del
partido socialista que parece haber perdido como referente a Pablo Iglesias en
favor de Julio Iglesias, “hey no vayas presumiendo por ahí” de dar ejemplo de
democracia.
La
democracia supone un estado garantista con los derechos de los ciudadanos. Los cinco concejales de Tacoronte sufrimos eso de
la expulsión exprés. En diez días asistimos a la artificialidad de que nos
convirtieran en tránsfugas. No nos fuimos del partido pero nos echaron con la
velocidad necesaria para que lo pareciéramos. Entre el partido y el alcalde
nacionalista se produjo una complicidad matemática para que un motorista entrara
exaltado en la ventanilla de registro, con la orden de cortar la cabeza a sus
propios compañeros, y que no se demoraran en enviar a los funcionarios de la
policía municipal a nuestras casas para darnos la noticia. Antes de recibir las
alegaciones que planteamos con la rapidez que nos exigía el partido, destacados
dirigentes del PSOE nos pedían que diéramos marcha atrás porque nos iban a
expulsar con total seguridad antes de los diez días. Al tiempo que elaborábamos
el alegato nos preguntábamos para qué, si resultaba evidente que la decisión
estaba tomada con independencia de la razones que diéramos y que no fueron
pocas, para justificar la ruptura de un pacto que ya había roto en
primera instancia Coalición Canaria, usurpando con la retirada de competencias,
áreas que el pacto firmado en 2011 recogía como pertenecientes al grupo
socialista. La diferencia radicó en la forma en que un patido y otro reaccionó
ante la ruptura del pacto. Cuando lo rompió al alcalde nacionalista, Coalición
Canaria lo arropó y lo justificó, aún sabiendo que la forma de actuar del
alcalde en esto y en todo el devenir de la legislatura era inaceptable para
cualquier socio con un mínimo de dignidad. Después de un mes con las
competencias retiradas, nuestros dirigentes insulares y regionales no siguieron
pidiendo que tragáramos con las situación, no fuera que Coalición canaria se
enfadara mucho y temblaran sus propios sillones en el pacto regional. Cuando
fuimos los socialistas quienes obramos en consecuencia no sentimos precisamente
el arropo del partido, más bien su guadaña. Como Isaac con su hijo Jacob. Sin
más lógica que la voluntad del dios nacionalista, el partido nos sacrificó por
la fe ciega en el amor al pacto regional.
En
democracia los cargos electos defienden los intereses de quienes les elijen. Como tuvimos que escuchar en boca de algún dirigente
de Coalición, Tacoronte es solo una pieza en el tablero de los intereses
políticos de Canarias. Debe ser este argumento el que justifique que, el hecho
de que después de 18 años hubiera un alcalde socialista en Tacoronte, fuera la
causa de expulsión de los compañeros. Pero es inconcebible que nuestro propio
partido nos pida que asimilemos ese principio. ¿Cómo se lo explicamos a los
ciudadanos a los que en un poco más de un año le vamos a pedir el voto?.
Tampoco parece muy democrático. Nos presentamos a la elecciones como concejales
de Tacoronte, elegidos por los tacaronteros, para defender los intereses de los
tacoronteros. En nuestro programa electoral no llevábamos nada que hablara de
salvaguardar intereses políticos de
ningún tablero exógeno a nuestro municipio y desde nuestro punto de vista, el
interés de los tacoronteros pasa por la materialización de nuestros objetivos
programáticos.
Era de
esperar que esta irracionalidad y falta de coherencia democrática sobrepasara
la fronteras de Tacoronte. ¿Es democrático de unos pocos que copan la dirección
del partido impongan su voluntad también a 14 agrupaciones en la Isla de la
Palma, a la que también pidieron que tragaran las humillaciones que fueran
necesarias en razón del dios del pacto?
¿Es
democrático que la ejecutiva insular lleve tiempo corriendo por la casa en
busca de una gaveta donde esconder un comité, porque sabe que de allí podría
salir un apoyo a los compañeros de Tacoronte y ellos también resultaran
fulminados?
¿Es
democrático la política de gestoras?. En
Tacoronte ha sido constituida con personas foráneas y con la plancha en peso,
que hace unos meses perdió un proceso democrático interno, en el que se expresó
el deseo mayoritario de la agrupación. Los perdedores de aquel ejercicio de
democracia (este sí) son los que llevan las riendas de la agrupación por
imposición a dedo.
El
espectáculo que estamos dando, traicionando todos los principios que han
representado a este partido, pasará factura sin la menor duda, como ya reflejan
las encuestas. Si no somos fieles a nosotros mismos. si la cabeza amputa las
extremidades cada vez que considera que no cumple su voluntad. terminaremos sin
piernas con las que ir a ningún lado, ni manos con las que llevar a cabo
nuestros proyectos para la sociedad. Ni siquiera el pacto regional está por
encima de los principios y del partido que los encarna y desde luego, los altos
cargos no están sobre la voluntad de las bases. Es así de sencillo. Cuestión de
democracia.
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