Salvador
García Llanos
No se advierte
sencilla la solución a la situación planteada en la empresa Sufi Tarajal,
concesionaria del servicio de limpieza viaria y recogida de basuras en el
Puerto de la Cruz. Aquella convocatoria de huelga de hace unas semanas se salvó
in extremis. Volvieron las partes a
negociar pero las impresiones que se van conociendo no son muy optimistas que
digamos, tal es así que se habla de un paro indefinido a partir del próximo 3
de enero, es decir, después de haber tenido las fiestas en paz, nunca mejor
dicho.
La empresa plantea un Expediente de
Regulación de Empleo (ERE), en la práctica el despido de treinta y ocho de sus
ochenta y cuatro empleados. O sea, que lo de mantener los puestos de trabajo se
adivina complicado. Sus cálculos habrán hecho los responsables de Sufi Tarajal
pero como que falta transparencia a la hora de poner sobre la mesa todas las
cifras, los balances y todas las opciones para entender el por qué de las
medidas que se quiere adoptar y, sobre todo, la propia viabilidad futura de la
empresa. La modificación impuesta por el Ayuntamiento en las condiciones
contratadas tras la adjudicación, sobre todo en el importe del canon, ha
significado un auténtico impacto y la consiguiente repercusión en la prestación
del servicio. De ahí que, independientemente de otras interioridades, sin que
esto signifique justificar su actitud, a la empresa le resulte complicado
mantener los niveles de rendimiento con los que ha venido timoneando hasta la
fecha.
Seguro que más de uno se está
acordando del proceso de negociaciones que antecedió al concurso convocado por
el Ayuntamiento hace unos años. Hubo aspectos confusos, poco claros, aunque
desconocemos si flecos o indeterminaciones de entonces han abonado el terreno
de la situación actual. Lo que sí afirmamos es que no se ha hecho el
seguimiento previsto en el propio pliego de condiciones, mediante los
mecanismos adecuados. De haber funcionado, es probable que hubieran detectado
los desvíos, los riesgos, la misma calidad de las prestaciones y hasta la
necesidad de haber tomado medidas correctoras.
Esa carencia, precisamente, es una
de las causas del fracaso de la política de concesiones o privatizaciones que
históricamente han emprendido los gobiernos del actual alcalde. Política que no
solo no ha solucionado sino que ha contribuido a la pérdida y desvalorización
de activos propios, amén del insatisfactorio rendimiento.
Pero bueno, volviendo al servicio de
limpieza viaria y recogida domiciliaria de basuras, recordemos que el
Ayuntamiento dispone de un informe sobre el régimen retributivo del personal de
la empresa Sufi Tarajal que es una de las causas de la discordia. La
representación sindical de los trabajadores está en desacuerdo con los niveles
de reducción de masa salarial propuestos, un 40% para conductores, operarios y
peones de limpieza; y un 14% para la dirección y administración, esto es,
gerente y administrativos. Es lógico que para la parte social, negociar con dos
únicas opciones, o empobrecerse o despidos, sea una vía muy condicionante y de
difícil aceptación. No quieren que el impacto anteriormente aludido lo sufran
en exclusiva los empleados.
Así las cosas, no será fácil
alcanzar una solución. Al Ayuntamiento no le queda más remedio que interceder
pues el sombrío panorama puede ennegrecerse del todo en vísperas de la
festividad de la Epifanía, una de las semanas de mayor actividad comercial y
tramo final de las vacaciones invernales. Las imágenes de conflictos similares
en otras ciudades y las complicaciones subsiguientes en materia de salubridad,
por ejemplo, han sido de muy negativa repercusión. Los vecinos y las empresas,
por cierto, desconfiados andan si lo que está ocurriendo genera un incremento
de las tasas correspondientes.
El concejal-delegado, Lope Afonso,
ya ha dicho que nones pero a ver si la única salida va a resultar el rescate de
la concesión y la gestión directa…
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