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sábado, 22 de octubre de 2016

POEMA DE LA ETERNA INFINITUD, LUIS ÁNGEL MARÍN

Rosario Valcárcel Quintana

A mis amigos Luis León Barreto y Rosario Valcárcel

Hay días que no estoy en el Mundo
me convierto en Poema y desciendo
hasta la última estrella.

La palabra se hace sombra
y la sombra un Don Quijote embistiendo
a los molinos aún por llegar.

La Soledad no es una clepsidra
con los brazos extendidos
también tiene su llanura
y sus montañas de luz
donde lo arcano semeja una adolescencia.

Diríase que es un tío-vivo
con lenguaje veronal
pulsando los gestos
en la profecía del Silencio.

Cuando el poeta toca
el santo y seña extiende su mantel.

En el epicentro de la umbría
hay una señal de la cruz
que da claror a los pasos del delirio.

Y no hace falta salir de la gruta
para encontrar lo desconocido
el Absoluto está en todas partes
ser desnudez de uno mismo
es la metáfora redonda
y el huracán que envuelve la existencia.

Luis Ángel Marín es un poeta zaragozano que reside en la isla de La Palma desde 1987. Aunque lo cierto es que nosotros lo conocimos en el Ateneo de Madrid, repleto de público, mientras recitaba unos poemas de sus primeros libros.

Su lírica aporta al lector nuevos caminos de reflexión, nuevas formas de plantear la vida, los recuerdos. La libertad de creación porque él escribe sobre la irrealidad, sobre esa poesía que según sus propias palabras está por llegar. 

Todo es génesis. Todo es principio, afirma Luis Ángel Marín, un escritor que rompe con el lenguaje y nos lleva al desasosiego. Y para ello, en cada uno de sus poemas, procesa la realidad, la investiga, busca la plenitud a través de sus emociones y del intelecto, y convence. Convence por su dominio técnico, su metalenguaje y su forma de captar y plasmar la realidad.

Pero sobre todo convence porque sabe sorprender, porque es un poeta audaz que evita los moldes pasados, rompe con el lenguaje y une la poesía con la filosofía como conciencia. Y al igual que el poeta chileno Vicente Huidobro trabaja el creacionismo. Crea el poema tomando a la vida sus motivos y transformándolos para darles una vida nueva, sin elementos anecdóticos ni descriptivos. Para Luis Ángel Marín el creacionismo es el fundamento de su universo vital. 

ORÁCULO

Tengo la sensación de no estar.

Es tanta la oquedad que vaga entre
las manos es tanta la noche que murmura en
las paredes.

Cada lienzo me llevo a la soledad
Insepulta y allí penetro en lo sordo.

Los colores me persiguen con puñados
de música que buscan en mi lápiz
su verdad.

La luz siempre será mi testamento.

“El oficio de las pirámides”

Con su juego dialéctico y su tono existencial analiza la condición humana, la cotidianidad y la convierte en verso libre. Se enfrenta a una poesía como vida.

Recientemente ha publicado junto con la poeta Rosa Amor del Olmo un nuevo libro “El Oficio de Las Pirámides” Precioso título. Un bello libro de poemas en el que ambos se nutren, de la luz, del abismo, de la plenitud de la conciencia.

La poesía de Luis Ángel Marín es una lucha entre el Ser y el No Ser donde la razón, el ensueño y el dominio van cogidos de la mano en un estilo que él denomina Interaccionismo. Tiene trece poemarios publicados. Ha sido traducido a varios idiomas y ha ganado varios premios nacionales e internacionales.

Por eso en estos tiempos en que todo vale, en estos tiempos de desánimo y desaliento cultural, su poesía nos envuelve en sus mundos interiores, en sus palabras que son la complejidad del hecho de vivir, el naufragio de la vida, en definitiva, en los ecos de todos nosotros. Por lo que estoy convencida de que la poesía de Luis Ángel Marín ha de quedar.

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