Salvador García
Llanos
Cada vez se
escucha más la palabra mantenimiento. Cada vez es más demandado. Cada vez es
más considerado como indispensable, si se quiere que los servicios tengan una
mínima sostenibilidad o que las dotaciones, de la naturaleza que sean,
funcionen adecuadamente y presenten en todo momento un aspecto apreciable. ¿De
qué sirve, en efecto, disponer de instalaciones o prestaciones si las mismas no
guardan a diario un nivel que sirva incluso para que los usuarios las respeten
y se comporten como tienen que hacerlo para contribuir a su mejor y durable
puesta a punto?
La gestión
integral del mantenimiento es la clave, partiendo de un objetivo: la
característica de una mejora continua en el tiempo. Hay que aprovechar las
inversiones, por lo que resulta obligado optimizar los recursos, desde la
planificación y la programación hasta concluir en la aplicación o ejecución.
El
mantenimiento, independientemente de su desarrollo en el sector público o
privado, tiene que agitar conciencias de usuarios, ha de contribuir a un
comportamiento más consecuente de la sociedad. Las administraciones lo
intentan, con iniciativas de comunicación que tratan de ser eficientes pero
que, lamentablemente, con frecuencia, no arrojan los resultados esperados.
Valga el ejemplo de la separación de residuos para un mejor servicio de
depósito y recogida. Tales iniciativas tratan, de paso, modificar para bien los
hábitos y usos sociales.
Unos expertos
chilenos han elaborado una interesante propuesta de modelo de gestión de
mantenimiento y sus principales de herramientas de apoyo. “Una adecuada gestión del mantenimiento
-escriben- teniendo en cuenta el ciclo de vida de cada activo físico, debe
cumplir con los objetivos de reducir los costos globales de la actividad
productiva, asegurar el buen funcionamiento de los equipos y sus funciones,
disminuir al máximo los riesgos para las personas y los efectos negativos sobre
el medio ambiente, generando, además, procesos y actividades que soporten los
objetivos mencionados. Por todo ello, la gestión del mantenimiento se
transforma en un poderoso factor de competitividad cuya importancia en el
ámbito empresarial crece día a día”.
Nada que añadir. Solo procede planteárselo y cumplir.
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