La consolidación de la trampa, la
constitucionalización del engaño se está enseñoreando en este país llamado
España. Y se refleja en el deporte de masas, concretamente en el
futbol.
Veamos: partido de champions
Madrid-Juventus en el Bernabéu, miércoles 23. Un jugador del Madrid,
Ramos, es agarrado en un barullo dentro de área visitante, hace película
en exceso-- merecedora del León de Oro del Festival de Venecia—total: penalti.
Yo creo que, en efecto, lo fue, y no era necesaria tanta película. Poco
después, al comienzo de la segunda parte, un jugador de la Juve toca
ligeramente por un lado a CR, éste hace una secuencia de película para Oscar de
Hollywood, se echa la mano a una parte de su rostro (¡qué cara!) que nadie se
lo ha tocado y… expulsión del visitante.
Otro (mal) ejemplo de la
consolidación de la mentira y la trampa a ver si cuela, se produjo en la Europa
Ligue del jueves 24 en el partido Liberec- Sevilla. Ataca el Sevilla en el área
checa, un defensa le entra limpiamente al sevillista, y el locutor de CUATRO
TV, exclama: ¡Uy, si se tira! El locutor de CUATRO TV se refiere a que el
jugador sevillista podía haber engañado al árbitro fingiendo un empujón punible
con la máxima pena. Esto es el reflejo en el futbol del régimen de mentiras y
engaños en que se desarrolla cada vez más la vida cotidiana en este país
llamado España.
Espectador
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