Javier Lima Estévez
El villero Juan Antonio del Castillo y León, todo un referente por su compromiso y dedicación desde diferentes puntos de vista a lo largo de su trayectoria, materializaría sus inquietudes intelectuales desde muy joven. Una muestra de ello hemos logrado obtener en la lectura de sus artículos publicados en el recordado periódico Canarias, acercando nuestra atención a un artículo publicado el 27 de octubre de 1956. Reproducimos a continuación tal aporte bajo el título “Nuestras aspiraciones de villeros”, donde realiza un breve análisis de asuntos culturales a tratar o reconocimientos pendientes de realizar. Estas son sus palabras:
Cumpliendo con un deber de patriotismo voy a intentar
despertar los ánimos de La Orotava. Los voy a despertar con una aspiración de
todos y que se llevará a cabo con la buena voluntad de muchos. La idea es esta:
¿Tenemos en La Orotava un orfeón? No lo tenemos, pero habrá que luchar por
conseguirlo y con él una meta artística que colocará una gloria más en la
hidalga corona de la dueña del Teide.
Esa coral de que os hablo, hoy la veréis como el más dorado de los sueños, pero si la tuviéramos subiría en gran manera la afición musical que reina en La Orotava y colocaría al pueblo en un nivel artístico que le corresponde por la categoría y número de sus habitantes. Tenemos que conseguirla nosotros los orotavenses. Ya un orotavense Álvaro Martín Díaz (Almadi) habló en el Liceo de Taoro sobre este tema y yo os aliento a ver convertida en realidad esta aspiración unánime del pueblo.Recordando épocas de otros tiempos veíamos como La Orotava contaba con excelentes músicos. Esa vida musical llegó a su culminación con el inolvidable maestro don Tomás Calamita. Y hoy porque el siglo y la gente lo exigen hace falta una coral. La Orotava tiene cultura musical para ello, tiene público suficiente y medios financieros para sustentarla y debe crearse porque es el pueblo quien lo pide.
En estos días os puedo decir que, dentro del ámbito de otro
tiempo, La Orotava no está mal del todo en este arte. Uno a quien mucho se le
debe es a Don Antonio Sosa, siempre dispuesto a enseñar a los hijos del pueblo
que le vio nacer. También durante mucho tiempo ha dirigido la capilla de Santa
Cecilia especializada en música religiosa. Es digno de un homenaje. Pero, ¿Acaso
esta capilla, no puede extenderse del campo religioso al profano? No con esto
digo que cese en sus funciones religiosas a las que tanto esplendor ha dado,
sino que, partiendo de esto, pueda ser el principio de ese aspirado Orfeón.
Tanto su director como sus integrantes, tienen capacidad para eso y no dudo
que, aunque les cueste un sacrificio, responderán a este llamamiento que hoy le
formulamos.
Mucho también le debemos a los hermanos Dorta Hernández. Don
Francisco dirige actualmente la excelente agrupación Eslava y don Gustavo
dirige esa simpática agrupación infantil de bailes canarios que tanto gustó al
Excmo. Sr. D. Joaquín Ruiz Jiménez, ex ministro de Educación Nacional. También
es muy digna de mención la agrupación musical Orotava que tan acertadamente
dirige don Ernesto Correa Negrín.
Ya lo habéis visto. Tenemos algo de música, y cuando estoy
escribiendo este artículo me entero que don Francisco Dorta está organizando un
conjunto de cuerdas con algunos compañeros míos de este colegio salesiano. Colegio
que está colaborando muy bien a la formación artística de los futuros hombres
de La Orotava.
Yo al acabar estas líneas no sé a quién debo pedir que
organice tal cometido, pero el Liceo de Taoro, que siempre ha afrontado todos
los problemas de esta Villa es a quien acudo. Me sirve también de satisfacción
saber que el vocal de arte de esta sociedad cultural es Don Domingo Pérez
Bethencourt. Su nombre suena todavía junto al feliz tiempo de su presidencia. Y
este es el hombre a quien La Orotava necesita, pues tiene las condiciones para
ello, y estoy seguro que este llamamiento no le caerá en el vacío pues se lo
pide La Orotava y él que tanto la ama lo hará esta vez con muchísimo gusto.
Es un deber de patrimonio para nosotros, no solo conservar la
capilla, sino que debemos engrandecerla. Ayer, los que rigieron nuestra querida
Villa, lucharon por tenerla; nosotros quizá, porque somos demasiado egoístas,
no nos debemos conformar con oírla algunas veces al año, sino que queremos que
nuestros teatros y sociedades, se vean animados por su música y entonces
nuestros corazones estarán orgullosos de ver palpablemente lo que ha sido sueño
de generaciones. Son, pues, estas nuestras aspiraciones, con el esfuerzo de
todos, realidades.
Juan Antonio del Castillo y León. Canarias. 27 de octubre de 1956
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