Isidoro Sánchez García
La edición del periódico El Día de fecha 3 de abril de 2022
me llevó a leer en una de sus páginas dedicadas a la Ciencia un artículo del
profesor y escritor grancanario, Fernando Hernández Guarch. Me permitió evocar
el recuerdo de mi visita, en febrero de 2001, a la isla de Pascua, denominada
El Ombligo del Mundo, conocida como Te Pito o Te Henua para los aborígenes
Rapanui, y perdida en las aguas de la Polinesia en el océano Pacífico.
Posiblemente sea una de las islas más remotas del mundo, a medio camino entre
Polinesia y Sudamérica, a unos 3.600 kilómetros de cualquier asentamiento
humano y de ahí su nombre. La pequeña isla de Rapa Nui, de solo 166 kilómetros
cuadrados de superficie, situada en el hemisferio austral, fue descubierta para
el mundo occidental el 5 de abril de 1722 por el holandés Jacob Roggeveen,
capitán de un barco de los Países Bajos, coincidiendo la fecha con la Pascua de
dicho año por lo que fue bautizada con ese nombre religioso. A partir de
entonces navegantes europeos frecuentaron sus visitas a esta isla. En su
crónica el profesor Hernández Guarch nos cuenta la visita de los europeos
posteriormente al año del encuentro de los holandeses con los miles de
habitantes rapanuis y así da a conocer la presencia en la isla de Pascua del
español cartógrafo Felipe González de Haedo en 1770, que anexionó la isla a la
Corona de España; del famoso navegante y capitán inglés James Cook en 1776, que
dejó constancia de la degradación de la vida de los rapanuis y del francés La
Pérouse quien dejó escrito en 1786 la responsabilidad de los habitantes
pascuenses a la hora de la deforestación de la isla al cortar de manera
imprudente los árboles, el impacto en el suelo por parte del calor solar y la
reducción de arroyos y manantiales. Años
más tarde, en 1883, la república de Chile incorporó a su soberanía la cesión
del territorio de Pascua por parte de los jefes de las tribus rapanuis, aunque
no faltaron reivindicaciones del gobierno de Perú. Como tampoco visitas de
pescadores norteamericanos que asaltaron la isla cuando venían a por focas y
ballenas incluso por rapanuis que al parecer vendían como esclavos reduciendo
significativamente el tamaño de la población aborigen.
Mi viaje a la isla de Pascua en febrero de 2001 respondió a
una invitación que me formulara el OAPN de España y el gobierno de Canarias por
cuanto era miembro de la Comisión Mixta del PN del Teide al igual que el colega
José Miguel González, ingeniero de montes, y se iba a tratar la formalización
del hermanamiento del PN del Teide con el PN de Rapanui a través de la
Cooperación Internacional de los gobiernos de España y Chile, de los que
dependían ambos parques nacionales, respectivamente.
Durante la estancia de la delegación española en la isla de
Pascua, adonde llegamos en avión, procedentes de Santiago de Chile después de
firmar el hermanamiento de los parques nacionales de Rapa Nui y del Teide con
las autoridades gubernamentales de la República de Chile, y los responsables
políticos del OAPN y del gobierno autónomo de Canarias, pudimos disfrutar de
los imponentes moáis y de recursos naturales como los tres volcanes Rano Kau,
Rano Raraku y Rano Aroi, donde no faltaron depósitos de agua, los únicos de la
isla. En el volcán Rano Raraku disfrutamos con varios moáis a medio terminar,
ya que fue una cantera basáltica. También nos llamó la atención la existencia
de altares (ahu) y la escasa vegetación donde sólo había plátanos y ñames,
arbustos y bosques artificiales de eucaliptos. En algunas ocasiones nos
recordaban a los suelos volcánicos de El Hierro. De hecho la isla de Pascua es
triangular como la isla del Meridiano Cero de Canarias, pero situada en el
hemisferio sur. En agosto de 2006 el presidente del cabildo herreño, Tomás
Padrón, recibió una delegación de la isla de Pascua con la finalidad de
concretar un amplio proyecto de cooperación internacional en materia de
desarrollo sostenible entre las dos islas. Se interesaron mayormente por
estrategias de Energías Renovables, por intercambio de experiencias en materia
de residuos, de sistemas de producción limpia y de gestión del ciclo integral
del agua. Así mismo aspiraban a compartir experiencias derivadas de la gestión
de la Reserva Marina del mar de las Calmas, junto a La Restinga, para iniciar
un proyecto de promoción internacional conjunta de los fondos y espacios
marinos de ambas islas. Por su parte los
recursos culturales, especialmente los moáis, están incorporados a la
publicidad turística de Pascua. Señala que la cultura rapanui es una de las más
fascinantes de la Tierra, ya que aislada del resto del mundo durante siglos
conserva unos monumentos que son únicos, moáis y altares, hasta el punto que la
historia y la cultura de la isla Rapa Nui sigue entrañando misterios que aún no
han sido descifrados.
El Hermanamiento de los parques nacionales fue en 2001 y seis
años después, en 2007, el PN del Teide fue inscrito por la Unesco en la Lista
de Bienes Naturales del Patrimonio Mundial. Antes, en 1995, el PN de Rapa Nui,
lo fue en la Lista de Bienes Culturales del Patrimonio Mundial. Dejo claro que
mi visión del mundo se amplió con esta visita a la isla de Pascua donde saludé
a la familia de Elena, una amiga de mi hermano Nany Sánchez.
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