Lorenzo Soriano
A pesar de los pesares, y dado que la culpa de que la
democracia sea cuestionada, el comunismo blanqueado, y que ocurra en muchos países entre los que
nos encontramos, sea toda nuestra, intentaré hacer una clara
defensa de la Democracia.
Hemos hecho de la democracia, un pozo de corrupción.
La hemos manoseado como a una muchachita indefensa. Hemos hecho el más
espantoso de los ridículos, teniendo en cuenta lo poco que la hemos defendido.
Y por lo mucho que hemos cedido ante los antidemócratas, por el mero hecho de
“respetarles” aunque nos quieran dinamitar.
Aristóteles ya nos decía que el manejo de poca gente,
era posible en democracia, pero el de dirigir mucha gente, era una tarea
divina. El Islam, que vio los defectos del Judaísmo y del Cristianismo,
aprovechó sus errores y formalizó un “modelo de vida invasivo” amparado en una
forma de “religión”, sin serlo. Parece ser que los europeos, están “fascinados”
con ellos. Pero como se fascinaron en
su día con Napoleón o con Adolf. No hay quien nos entienda, morimos de éxito,
de sobreabundancia, de... aburrimiento.
Se atribuye una
frase al General Patón, que por cierto, sí quería barrer a Zhukov hasta, al
menos, sus fronteras, pero no le dejó
IKE, y decía, “Yo estoy aquí para defender la democracia, no para practicarla”.
Lo cierto es que en la película Marea Roja, el capitán del Submarino Alabama,
dió una lección de lógica al replicar “luchamos para preservar la democracia,
no para ejercerla”.
Hemos abandonado nuestros principios, despreciando a
los que anteriormente lucharon y murieron por llegar aquí. Hemos cedido a
iluminados como Coundenhove- Kalergi, o Merkel, en un alarde de estupidez
infinita, abriendo fronteras y aceptando inintegrables e incompatibles con la
democracia. En una demostración de
egoísmo recalcitrante, basada en el cortoplacismo de las convocatorias
electorales, y en la rapiña del asalto al presupuesto, que recauda confiscatoriamente
la clase política. Escudándose engañosamente en el Gasto Social, nos oprimen
con un gasto público desnortado. Desde donde extraen sus rapiñas más groseras,
y se nutren sus apoyos electorales.
Hemos abandonado nuestros principios, nuestra historia, nuestra cultura, para dejar hueco a quienes no han podido o querido cambiarlas en sus países de origen. Sin embargo pretenden, con nuestro apoyo y financiación, imponerlas aquí a la fuerza, y los dejamos.
Y nos alejamos de la democracia, porque no perturben nuestro bienestar. Y cedemos, retrocedemos, nos excusamos por el éxito de nuestra civilización. Creemos que les debemos el destruirla para ser igual que ellos, condenando a nuestros hijos al horror del Totalitarismo, Fundamentalismo, o Integrismo en sus más perversas expresiones.
¿Que nos ha pasado, sobre todo a los Europeos más avanzados, Nórdicos, Germanos, y Latinos detrás? ¿Por qué no aplicamos nuestras leyes a todos? ¿Por qué quieren vivir en nuestras democracias, comunistas, integristas, teócratas, incluso terroristas, en vez de en los países donde practican, abrazan y militan los suyos y sus costumbres? Corderos abriendo puertas a lobos, e invitándolos a nuestra mesa, cuando sabemos, con seguridad, que el rancho somos nosotros.
¿Y lo que será de nuestros hijos y nietos, no nos
preocupa nada?
¿Por qué no acatamos y hacemos acatar las
Constituciones a todos? ¿Por qué permitimos que se salten los reglamentos los
asesinos, los terroristas y/o sus cómplices, los separatistas, los delincuentes
comunes y los marginados? ¿Por qué no protegemos a todos nuestros ciudadanos,
pero sin fomentar conductas, de ningún tipo? ¿Qué pretendemos conseguir con una
sociedad donde se condena la meritocracia, y se aplaude a la mediocridad, la
ocupación, el vandalismo, la ilegalidad en todas sus expresiones? Donde el
garantismo está dirigido a proteger solamente a quienes se burlan de nuestra
cultura y e incumplen nuestras Leyes.
Donde se blanquea “la carnicería comunista”.
Horroriza oír a dirigentes de alto nivel, comunistas
declarados, asegurando ser “orgullosos hijos de todas las revoluciones”. Sí,
las de los 400 millones de muertos”, con el aplauso arrobado de nuestra
vicepresidenta. Sabiendo que aún no han parado de sumar en esa terrorífica
cuenta. Están condenados y proscritos en la comunidad Europea, pero aquí
se homenajea como “héroes” a los criminales, a los totalitarios
de perverso pasado, se les permiten sus siglas, y se reivindican sus
genocidios. Calles, estatuas, hospitales e instituciones, llevan sus nombres.
Sin Embargo, La democracia funciona, se equivocaba
Borges. Más para que funcione, tiene que estar conformada por sus 4 patas bien
sólidas. Resucitar a Montesquieu es lo primero, la ley electoral representativa,
la libertad de asociación y de acción política sin la exclusividad ni el corsé
de los partidos, además de con las listas abiertas.
Funciona, y para ello hay que hacer cumplir la Ley. No
templar gaitas con los que no quieren convivir bajo sus reglas sin cambiarlas
por las vías que ofrecen la Legislaciones.
El problema es que para que nos escuchen en este
país, al parecer, debemos ser
terroristas, separatistas, totalitarios o Teocráticos. Y si son ilegales mucho
mejor.
Esto no tiene sentido alguno, y seguir insistiendo en
lo mismo nos llevará a un destino trágico.
Lamentablemente no parece que la mayoría de los políticos quieran hacer un frente en
defensa de nuestra democracia y nuestros valores.
Del Gobierno actual, no podemos esperar absolutamente nada bueno. Hasta desde la USA de Biden, que era el ídolo de las izquierdas, nos retratan y nos etiquetan de antidemócratas y más que tibios por condenar al comunismo.
La Oposición no tiene garra, ni quiere problemas. Está
en su peleíta interna y en su odio a quien le roba electorado de su mismo
signo. Si llega al poder será apoyado
por su enemigo mortal, y por escaso margen. No revertirá nada, ya lo ha
prometido varias veces sin cumplirlo, y no lo hará. Tiene mucho por lo que
pedir perdón, los que nos gobiernan los manejan como títeres, y los zarandean
desde los medios, todos juramentados con la izquierda, salvo raras excepciones.
Democracia estricta, rigurosa, y sin contemplaciones para quienes la conculcan, o la usan para llegar al poder y privarnos posteriormente de ella.
A Reflexionar.
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