Fueron protagonistas, tres panadería oficiales del
municipio (Panadería Angelito, Panadería El Sauzal y Panadería Wilhelm
Feigel), las que participaron activamente a modo de exposición de sus
productos y de enseñar a los más
pequeños, los procesos de elaboración y confección del pan. También estuvieron
presentes los representantes de los turrones Santa Rosa.
Desde las primeras horas de la tarde, se desarrollaron las
actividades y talleres de animación para en numeroso grupo de niños que se
dieron cita en la acogedora plaza del barrio de San Nicolás. La actividad
principal se enfocó hacia la enseñanza del proceso de elaboración del pan, con
el objetivo de dar a conocer cada uno de los pasos a seguir con la materia
prima que se utiliza en la confección de este alimento básico en nuestra
cultura.
Otra de las actividades
tradicionales, consistió en la preparación de una comida de papas arrugadas (70 kg .) y pescado salado (80 kg .), que aportó el Ayuntamiento de El Sauzal para un numeroso
grupo de personas. Hubo un apartado de aperitivos y postres, también elaborado
por los vecinos.
La Santa Misa tuvo su lugar horas
más tarde, en la que el
párroco don Agustín Mendoza explicó algunos datos históricos
sobre la biografía de San Nicolás de
Tolentino. A la
conclusión , se procedió a la bendición y reparto
de los 500 panes, donde el Consistorio sauzalero reconoció públicamente y
felicitó a los empresarios del pan, por su implicación en esta 4ª Feria, e
igualmente al grupo de vecinos del barrio que cada año participan en la
organización y desarrollo de este proyecto social y cultural.
Una de las tradiciones que se ha
recuperado hace algunos años, es la
quema del haragán, que se propuso al final de la jornada, antes de la pequeña
exhibición de fuegos artificiales, la comida de convivencia y el baile
amenizado por Toño y Sandra. En todos
los apartados de la jornada, participaron activamente los componentes de la
Corporación.
La tradición de la bendición y el
reparto del pan se remonta hasta principios del siglo XX, en el que, por
motivos de los vientos procedentes de La Palma , los vecinos, después de que el párroco
procediera a bendecir los panes, lo tiraban a los tejados de las casas,
solicitando así, al santo, buenas cosechas para el año venidero.
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