Madrid ha
sido eliminada de la Olimpiada 2020. La ha conseguido Tokio. Terminado el
evento final de la elección de sede con su parafernalia, la TVE-1 programó una película titulada “Desde que
amanece apetece” (Alfonso del Real, España, año 2005), en la que el humor mesetario
sale a flote en todo su esplendor, con una jerga versión del castellano muy de Chamberí,
dentro de lo esperpéntico, lo chabacano y la chanza, lo guarro y lo sexual. Este
filme, según la crítica, es una comedieta
‘made in Spain’. Hay una secuencia en la
que un grupo de amigos van de juerga a determinado local, y entre ellos hay un
negro. Entonces, uno del grupo pregunta en voz alta refiriéndose a este colega
de color:
“¿No íbamos a ir españoles solamente?”
Pero el negro
lo oye y le responde así, de sopetón, sin cortarse un pelo:
“¡Soy más español que tu puta madre!”
Mas el otro,
sin perder un ápice de su palabrería, le espeta:
“Pues tienes razón, ¡mi madre es puta y nació en
Andorra!”
En conclusión: si los del Comité Olímpico Internacional
oyeran esta grotesca conversación tendrían otro motivo más para borrar ipso
facto del mapa de las candidaturas a Madrid. Simplemente por falta de una mínima estética — que también
puntúa-- en este lenguaje tan lleno de
ordinarieces. Ni en Tokio ni en Estambul,
sea por censura sea por civismo o por ambas cosas a la vez, este tipo de película
basura no se estrena ni programa en ‘prime time’ (horas de máxima audiencia) en
ninguna cadena de televisión que se precie de decente y respetable.
Espectador
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