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sábado, 7 de noviembre de 2015

LOS CANARIOS Y EL AGUA EN SAN ANTONIO DE TEXAS

       
Manuel Hernández González

El papel capital de los canarios en el regadío tiene mucho que ver con su obligada adaptación a la escasez de precipitaciones y el aprovechamiento de los manantiales. El empleo de la madera, la argamasa o la piedra tiene que ver con la abundancia o escasez de tales materias. Pero lo que no cabe duda es que, dado su profunda imbricación en el medio rural, desempeñaron un papel crucial en la adopción de canalizaciones y métodos de distribución de aguas. Como ha puesto de relieve para San Antonio de Texas el profesor Glick, la especificidad de sus fórmulas ha llegado hasta nuestros días.  En 1732 el isleño Antonio Rodríguez Mederos dirige las obras de las canales de la misión de la Concepción. Había trabajado con su padre en la construcción de acequias en el heredamiento de Tenoya en Gran Canaria. Las piedras eran arrastradas desde el lugar de la excavación. Su gran obstáculo fue la altura de los terrenos situados delante del recodo del río, de donde debía partir el canal. Para ello lo proyectó con una profundidad de 45 metros durante un largo trecho para así alcanzar el nivel medio de 15 metros. Sus innovaciones fueron considerables. Aplicó las técnicas de construcción de acequias en Gran Canaria, de donde era natural. Hizo cortes en las elevaciones, aprovechando con ello mejor el agua. Le dio con ello una mejor caída y un mejor trazado con menor duración y esfuerzo. Esa metodología contrastaba con la de los religiosos que habían optado por rodear los obstáculos bordeando las elevaciones. Esa posición es contestada por sus paisanos que no cuentan con una acequia para sus tierras por la oposición de los franciscanos y que se ven sometidos a la pérdida de sus cosechas por no contar con el riego.

Esta crispación general, que llevó a la reprobación de Rodríguez Mederos entre sus paisanos regidores del cabildo. Finalmente se aprobaron en 1738 las obras de un canal desde el Río San Pedro para regar las tierras de los isleños, bajo la dirección del citado. Pasaría por el centro de la villa, abastecería el presidio y regaría unos cuatrocientos acres. El conocimiento de las piedras era tal que se construiría con lajas unas junto a otras en las partes en que tuviera el canal cimentación de arrecife de piedra natural por dar las sales y el mimo que transportaba el agua consistencia a las uniones. Se trataría de evitar a toda costa los cantos por dar lugar a muchas reparaciones, como constaba por su experiencia canaria y local. Su mortero, cuya mezcla hacía personalmente era de tal calidad que fue legendario entre los indios. Después de tres años el canal pasó por el centro del pueblo y suministró agua a los campos próximos.

Siete canales de irrigación fueron construidos a lo largo del siglo XVIII. cuatro de ellos fueron destinados hasta la secularización de las misiones en 1790 al uso exclusivo de éstas. En las promovidas por el cabildo de los isleños se impuso la participación en dulas o participación de horas como en su tierra natal. El turno era efectivo desde el mismo 1736. Fue impuesto por el gobernador Carlos Benítez de Franquis que significativamente era natural de La Orotava. Al fijar la equivalencia de una dula a un día de agua repte el modelo reinante en el heredamiento de su pueblo natal. Este sistema se trasladó también a la vecina villa de Santo Domingo de Hoyos fundada en 1768 y en la de Morelos (Coahuila).


El control de la irrigación era de mutua responsabilidad del gobernador y del cabildo. Los acequieros eran elegidos por los irrigadores para inspeccionar el trabajo en el canal diariamente. Para sufragar su mantenimiento, como en Canarias, incorpora la venta de agua de los propios del cabildo. Este secuestro es algo original del derecho isleño, aunque tiene concomitancias con Alicante y Lorca. Dos de los siete canales han sobrevivido hasta nuestros días. En el de San Juan y Espada siguen usando el secuestro y la dula. Esto prueba la pervivencia de los sistemas de irrigación que los canarios expandieron en San Antonio.

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