Isidoro Sánchez. Ingeniero de montes
No
es fácil encontrar en tres años distintos y seguidos, incidencias de la
naturaleza en una misma región. Y menos bajo el gobierno del mismo partido
político. Creo que es francamente difícil tropezarnos con un triángulo con las
características como el que le hablamos. La pandemia de la covid-19 nos afectó
en marzo de 2020, la erupción volcánica de la isla de La Palma en 2021 y el
incendio del norte de Tenerife en julio de 2022. En los tres casos bajo el
gobierno canario presidido por un socialista, Ángel Víctor Torres, que por lo
visto de Ángel de la Guardia tiene poco, con perdón.
De
la pandemia hablaremos poco porque llevamos el tiempo suficiente para conocer
las consecuencias de esta amenaza sanitaria mundial que nos alteró de manera
brutal y creó una historia y una política muy singular que aún estamos viviendo
donde las mascarillas revolvieron de manera brutal y económica el sector
español. De la erupción volcánica en la isla Bonita, La Palma, mejor es no
hablar pese a los enfados de muchos ciudadanos y a las calenturas políticas de
algún alcalde. Al parecer los plátanos y los aguacates tendrán mucho que
esperar para conseguir su regularización.
Del
incendio forestal del mes de julio habrá que recordar algunas incidencias que
conviene recordar. Basta con abrir la televisión y escuchar los canales
canarios tanto el de la radio televisión canaria como Canal 4 y la local Ahora
de radio Realejos. El jueves 21 de ¡julio habíamos asistido al pregón del
Trofeo Teide que se había celebrado en el salón plenario del ayuntamiento de La
Orotava. Una vez terminado saludé al alcalde de la Villa, Francisco Linares y
al de Ycod de los Vinos, Francis. Con el icodense empleé más tiempo porque
comenzamos a hablar de los enjambres sísmicos que estaban caracterizando al
padre Teide y alguna erupción podría amenazar el norte de la isla tinerfeña.
Quien nos amenazó fue un conato de incendio agroforestal en Ycod el Alto o de
los Trigos, en el municipio de Los Realejos, que se inició según nos informaron
en la zona de Los Campeches históricamente asociada a los incendios
agroforestales como sucedió en septiembre de 1983. Desgraciadamente el fuego se
pasó a los montes del municipio de San Juan de la Rambla , más tarde a los de
La Guancha y finalmente al de Ycod de los Vinos, todo un referente del pinar
canario.
Lo
cierto fue que el fuego alcanzó una superficie superior a las dos mil hectáreas
y llegó a tocar por sur el Parque Nacional del Teide en la zona de la
Fortaleza, donde viven las retamas, y por la cara norte llegó a esos
ecosistemas agrarios y forestales donde abundan los pastos y los frutales y hay
muchos animales que fueron evacuado por veterinarios de la isla. Cada rato
volvía a abrir la televisión y contemplaba las imágenes del incendio. En el
fondo me alegraba porque veía que en los trabajos forestales del incendio
participaban el Gobierno canario, el Cabildo de Tenerife y los ayuntamientos
afectados como ‘Todos a una’, al igual que en Fuenteovejuna. Que el personal de
la UME y d la Brifor, los bomberos, la guardia civil y las policías, hacían lo
mismo, así como los servicios de seguridad, los medios aéreos y los terrestres. Me sorprendieron gratamente las entrevistas
que las televisiones locales hacían a las autoridades locales, insulares y
regionales, a los técnicos, a los veterinarios y a los ciudadanos afectados por
las evacuaciones preventivas.
De
los recuerdos tengo que citar dos anécdotas: una relacionada con la zona de Las
Llanadas donde tenía un amigo, Tomás Rodríguez, guarda forestal del Icona, que
me ayudó a construir la zona recreativa de Chanajiga y que inauguramos el mismo
día que nació mi hijo más pequeño, en mayo de 1975, y otra con el caserío de
Chanajiga donde uno de mis consuegros tiene una casa y una finca donde se nota
la influencia de la lluvia horizontal. Y como siempre el recuerdo de admiración
hacia la gente de Benijos que presume de evitar el fuego en los montes del
municipio de La Orotava.
Finalmente
apunto el interés de todos los amigos y amigas repartidos por el mundo que se
interesaron por el dichoso incendio forestal que asoló el norte de nuestra isla
de Tenerife. También el civismo de las gentes afectadas que agradecieron la
labor y el esfuerzo de quienes lucharon contra el fuego y dieron soluciones a
sus problemas. Decía algún periódico en estos días que el clima ruge en un
mundo de crisis Entiendo que el comportamiento cívico de estas personas que he
citado ha alterado ese nuevo orden internacional del egoísmo que dice
caracteriza la sociedad mundial. Gracias de verdad y ayudemos a conservar la
naturaleza. Por ello entiendo que debe revisarse la relación del Código Penal
con los incendios forestales. Sería bueno también que la ciudadanía pudiese
conocer su impacto ambiental en los distintos montes afectados, la mayoría
catalogados de utilidad pública en Canarias.
Isidoro Sánchez. Ingeniero de montes
Villero
de Honor
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