Isidoro Sánchez García
Una
de las primeras veces que viajé a la Alemania Federal fue en septiembre de
1972, hace 50 años, para gestionar con un amigo empresario del Puerto de la
Cruz la finalización de uno de los hoteles que se construyeron en la época.
Coincidía con la celebración de la Olimpíada de Munich y de manera particular
con nuestro viaje a Stuttgart. Nunca se me olvidará cuando estábamos tomándonos
unas cervezas en la barra de un bar alemán y vemos en la televisión las
imágenes de los hechos sucedidos en la Villa olímpica cuando un comando de
terroristas palestinos asaltó la misma y mataron a once jóvenes deportistas
olímpicos israelíes que dormían en los apartamentos que le correspondían. Luego
nos enteramos que en aquel Septiembre Negro también querían tomar cuantos
rehenes fuesen posible y pedir a cambio la liberación de presos palestinos en
Israel, y de dos miembros de la banda terrorista alemana, entre ellos Ulrike
Meinhoff. El ataque formaba parte de una operación terrorista a la que le
dieron el nombre de dos aldeas palestinas arrasadas en 1948 por los israelíes
cuando crearon su Estado. Palestina entonces no era nada y no podía participar
en los Juegos Olímpicos hasta que el Comité Olímpico Internacional se lo
reconoció en 1996 cuando la Olimpiada de Atlanta, en los Estados Unidos. Fue
otro de los momentos de mis recuerdos de los Juegos Olímpicos por cuanto era
presidente del Club de Natación Martiánez del Puerto de la Cruz y nuestro
equipo de waterpolo disfrutaba de la División de Honor en la liga española y
teníamos mucho interés en fichar al jugador cubano, Iván Pérez. Era un waterpolista
extraordinario muy solicitado por los equipos catalanes pero el gobierno cubano
de turno no lo autorizaba. Lo arrestaron prohibiéndole participar con el equipo
cubano en la Olimpiada de Atlanta. Una vez terminada lo ficharon en Cataluña y
la Federación española le consiguió su nacionalidad española en 24 horas.
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