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martes, 28 de agosto de 2018

LAS SEÑAS DE IDENTIDAD

Antonio-Pedro Tejera Reyes

“El árbol bien cultivado se conoce por sus frutos, y el corazón de las personas se conoce por la expresión de sus pensamientos” (anónimo)

Escribí hace algunos años una larga meditación que titulé, “Y creo en el Turismo...”. Empezaba por aquel entonces mi larga, creo yo, reflexión, haciendo referencia a las primeras líneas de un trabajo que había ganado un premio mundial, del entonces UIOOT, antecesora de la actual Organización Mundial del Turismo.

Esas líneas de referencia, trataban de demostrar las cosas buenas, o placenteras, que en el devenir de los tiempos la humanidad había logrado. Una supuesta diosa contemplaba extasiada el humo de un cigarrillo, como uno de esos logros...

Días atrás, nos asaltaban estos extraños pensamientos, en la soledad de un aeropuerto atestado de incomodados pasajeros, donde pudimos comprobar, una vez más, uno de los más brillantes logros a los que entre todos hemos llegado en el escenario del gran teatro del mundo.

Sentirse identificado solamente por llevar una insignia en la solapa, es algo a lo que estábamos ya acostumbrados, en estos largos años que llevamos perteneciendo a Rotary Internacional. Seguro que antes también pensábamos y sentíamos igual que ahora el ideal de servicio, pero lo que no cabe duda es que no teníamos un sello evidente con el cual indicar a cualquiera nuestro deseo de brindar amistad y servicio, antes que nada. La cara feliz de una integrante de Rotarac - club de rotarios jóvenes – encontrada en esa difícil oportunidad de un vuelo internacional retrasado nueve horas, decía bien a las claras que ella sabía que había encontrado un amigo al ver nuestra insignia rotaria. La misma situación que la de aquel peruano que encontramos en un ascensor del Hotel Luciano Jr., de Maturín... o la de aquel otro ingeniero que apareciera en Costa Rica y que llegaba allí desde Valencia, Venezuela... Otro rotario más, y como este, muchas decenas de ellos hemos podido saludar por todo el mundo gracias a nuestra sincera ostentación de ir siempre identificado con el botón rotario en la solapa. Merece la pena que comentamos aquí uno de nuestros encuentros rotarios más importantes: se trataba de un grupo mejicano, de un club que no mencionaremos por razones obvias, a quienes saludamos en Varadero (Cuba), que habían ido allí a entregar una donación de otros clubes de EE.UU., que no podían ayudar a sus hermanos cubanos debido al bloqueo del gobierno norteamericano. Nos conocieron por nuestra insignia, y nos contaron su aventura.

Vivencias internacionales que marcan nuestra vida y dan sentido al ilusionado quehacer al que dedicamos bastantes horas de nuestro tiempo, aunque siempre nos parezca poco, dedicados como hemos estado siempre, a promocionar el desarrollo del turismo como un aporte fundamental para conseguir la paz mundial. 

Volviendo al mundo de los logros, Rotary – el club de servicio más importante del mundo - nos parece una de las más señaladas conquistas de La Humanidad, a pesar del reducido número que tenemos todavía en el mundo, con ese millón y pico de asociados, a los que habría que sumar sin dudarlo, sus cónyuges protagonistas al unísono de toda la actividad rotaria mundial.

Hace unos días he estado más de una semana soñando con optimismo, siempre intentado seguir promocionando el ideal de servicio como un sencillo aporte a nuestra sociedad, aunque haya quién piense que lo que escribimos no sirve para nada...

Traído por el recuerdo, esa curiosa coletilla nos asiste sometiendo a juicio, ese comentario de la importancia sobre lo que escribimos y la opinión de una vieja acabada, que no veía para que servía, naturalmente desde su punto de vista materialista.

Hoy, nuestras sanas amistades se extienden por el mundo desde la vieja Rumanía – por nombrar Europa - hasta la Patagonia suramericana, con ejemplos extraordinarios de un valor incalculable que han marcado nuestra vida para siempre, alguno de forma más que preferente y definitiva, por la gracia de Dios

Son cientos - por no decir miles – los reportes y comentarios que tenemos sobre nuestros artículos, crónicas, reportajes, etc., ahora abiertos en más de 125 países del mundo gracias a la era digital, aunque en la distancia, y con la idea materialista cargada de envidias, engaños y rencores, haya quienes piensen que esto no sirve para nada…

Servir es mi ocupación.

* Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. UNTWO.

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