Gregorio Dorta Martín
No siento fobia por viajar, me gusta el
avión, no le tengo el más mínimo miedo a coger un aparato de esos y plantarme
en cualquier lado de este planeta. Da igual que sean dos horas, cuatros, ocho o
más de vuelo. En serio, me deleita el avión, siempre me han llamado la
atención, tenía que haber elegido cuando era joven estudiar ser piloto, porque
cada vez que se presenta la ocasión con alguien que esté relacionado con el
mundo de la aviación le indago una y otra vez, cuando oigo su ruido, el volar
por encima de mi cuerpo me llama siempre la curiosidad. Es una de las tantas
que tengo de mis pasiones, viajar en avión es una de mis máximas ilusiones.
Incluso hubo un tiempo que viajaba cada quince días por toda España y aquello
pese a que era trabajando, me agradaba mucho. Además, de memoria siempre digo
que las profesiones más difíciles y complicadas por lo de la responsabilidad
son cirujanos y pilotos, para los primeros no es nada fácil pasar horas en un
quirófano salvando vidas y a esto yo le doy un valor muy importante y de la
misma manera aquellos que tienen la responsabilidad de llevar el mando de un
avión. Muchos me dice que es cosas fácil, que están preparados y que para eso
han estudiado durante toda su vida, estoy de acuerdo pero si hacemos
comparaciones no es lo mismo un médico salvando vidas en cada momento o un
piloto transportando por los aires a 50,100, 200 o más personas que un
político, maestro de escuelas, un albañil o un camarero. Los primeros cualquier
fallo humano puede costar la vida de mucha gente y lo segundo un fallo solo se
queda en un error o un mal día. Un cirujano o un piloto de aviación no pueden
tener un mal día, seguro tiene que estar muy responsabilizado de su trabajo, no
hacerlo para nada a la ligera. Venga, a pasar las horas, seguro que hay mucho
más.
Por desgracia, ya todos sabemos o
tenemos información de lo sucedido con ese avión que partido desde el
aeropuerto de Barcelona hacia Alemania, por mucho que me lo expliquen no llego
a entender lo del duro disparato del accidente en los Alpes y del suicidio y
como se denotan de todas las pruebas fue así. Además, una depresión no entra de
la noche a la mañana, tiene su proceso, tiene su origen e incluso se nota o se
palpa en la gente que lleva cierto tiempo con esta complicada enfermedad. No sé
cómo compañeros, amigos, familiares no pusieron en alerta para evitar que este
piloto suicida haya cogido ese avión e incluso estuviera trabajando cuando
realmente tenía el parte de baja médica. En la cabina de un avión y la vida de
muchas personas puede depender de este rey de los cielos. Que estos se
enfurezcan y quieran destruir a los intrusos que circulan por ellos no nublará
el arte, la audacia y la profesionalidad de ese tipo que va permanentemente
ciego de todo. Coloca el avión boca abajo, logra un aterrizaje imposible con un
mínimo de muertos. O sea, cosas del cine. Ocurre en la muy notable El vuelo.
¿Es culpable el héroe por volar en esas condiciones físicas y mentales? Por
supuesto. Pero la compañía de aviación, los sindicatos, las aseguradoras y el
épico piloto no tienen tan claro que resplandezca eso tan enfático, complejo y
cenagoso, pero también inaplazable de la verdad. Y tenemos muy reciente el
primer episodio de Relatos salvajes. Incluso sonríes con la bestialidad que te
cuenta. O el subconsciente de los convencidos de que una serie de personas les
ha arruinado la existencia a lo peor se identifica con ese vengador que reúne a
todos sus presuntos torturadores y estrella el avión contra la casa de sus
padres, sus primeros agresores. Freud se alía con la comedia negra. Admiro el
coraje y siento compasión hacia los que deciden no prolongar su estancia en la
tierra. Imagino el machaque, la soledad, el dolor, el fracaso, la ruina, la
desolación que han llegado a sentir. Y se largan, pero ellos solos. La
barbaridad que ha causado el suicidio de ese joven amable de clase media, que
hacía footing y se fotografiaba con expresión risueña al lado del Golden Gate,
será arduo de explicar para la psiquiatría.
Un piloto o comandante de una avión es
una cosa seria, cada vez que vamos a volar siempre solía antes de subir al
avión miramos todo su cuerpo, para averiguar a simple vista si daba sensación
de ser un aparato nuevo o de la época de la abuela. Ahora es preferible hablar
o charlar con los pilotos para asegurarse que están preparados para llevarnos a
buen puerto.
Les cuento y es un hecho real. En una
oportunidad hace tiempo en un Hotel de Puerto de la Cruz llego un turista
inglés, joven y en los siete días que estuvo en ese establecimiento hizo lo que
no está escrito de golfeadas y de pasarlos a sus anchas. Tanto que les cuento
que llegaba borracho cada día, la habitación la tenía de vuelta y media,
orinaba en los pasillos del hotel y en sus jardines. La dirección de este hotel
llamó a la guía y le comentó que lo cambiara de sitio y la misma respondió que
como era posible que un piloto de aviación comercial hiciera todo eso, que
costaba creer al personal de hotel de todo lo que ese hombre hizo durante una
larga semana en ese establecimiento. Aunque no es justificable las vacaciones
de este empleado de la aviación se le pueden perdonar porque se encontraba de
vacaciones, seguramente cuando volviera a su puesto, sería una persona mucho
más seria de lo que me han contado algunos empleados del Hotel. Conozco y tengo
familia que son pilotos de aviación y son grandes profesionales, nos sentimos
muy orgullosos, por beber no toman ni agua y un café es una cosa muy rara de
ver en él.
Seguro que voy a seguir viajando, voy a
seguir confiando mucho en los que me traslada, el personal de a bordo que lo
del piloto alemán fue un caso aislado y además se estarán tomando todas las
medidas para que nunca nadie se quede solo en cabina de un avión. El avión es
seguro, muy seguro pese al accidente que ocurrió en los Alpes y que nos dejó a
todos sin ganas para subir a un avión. Yo me apuntó a un vuelo, aunque sea ir y
volver.
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