Evaristo Fuentes Melián
Querido amigo/a:
No te recomiendo esta película, ‘La
danza de la realidad’ (Chile, Francia, 2013), puesto que las escenas más
agradables --un circo de colorines y payasos--quedan miniaturizadas por las de
violencia explícita, lo que en el argot se llama ‘gore’ puro y duro, y ¿sexo?
entre interrogantes, con ‘lluvia dorada' y todo… Además, se ven secuencias que recuerdan a la
película del año 1932, 'La parada de los monstruos', enanos y disminuidos
físicos mutilados, película que mencioné en uno de los dos libros de mi tesis
doctoral (‘La prensa y la educación en el Valle de La Orotava’, página 63,
Ediciones Idea, 2007); muchos años más
tarde, una singular compañía de teatro extranjera actuó en el Teatro Leal de La
Laguna (fue en 1989, antes de la reforma), cuyos actores son enanos y mutilados
de verdad, ‘Freaks‘ se llama esta compañía teatral mundialmente famosa.
La parte más asequible de ‘La danza de
la realidad’ recuerda al filme ‘Amarcord’ (Fellini, 1975). Es una especie de
collage con los recuerdos del autor director Jodorowsky. Pero de los 130
minutos del metraje, le sobran 30 minutos, se hace lenta y de pesada digestión.
Este Jodorowsky, con una vida tan intensa y hasta aterradora, debe andar medio
pirado, no te quepa duda.
En fin, no recomendable para los
mayores ni para los menores. Y si de todos modos vas a ir, te recomiendo que te cierres los ojos cuando
torturan al interfecto, con algunas barbaridades, entre ellas el consabido
método del cable con enchufe electrificado aplicado a su escroto, vulgo piel de
los testículos.
¡Salud! Y, si te atreves a ir, ¡que te
siente bien, que te sea leve!
Nota final: La mujer coprotagonista
recuerda igualmente a la mujer de Amarcord, incluso en sus grandes tetas, pero
cuando se desnuda enseña un culo abotargado, algo caído y estrecho, es decir,
que de cintura para abajo tiene cuerpo de macho, escurrido, sin caderas
femeninas, que es lo más bonito que puede tener una mujer...
¡He dicho!
ESPECTADOR
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