Salvador
García Llanos
La
actuación de un humorista en la pasada gala de elección de la reina de las
Fiestas de Julio desató alguna polémica en las redes sociales. No gustaron,
según puede leerse, algunas afirmaciones preudochistosas vinculadas a un
importante complejo turístico de la ciudad. Fueron interpretadas como
excesivamente gravosas para su renombre y para la proyección que presta a la
ciudad.
Respetemos
la creatividad artística -que es discutible, claro está- y también las
reacciones críticas. Ha ocurrido otras veces, en otros foros –principalmente,
televisivos- y sobre temas, digamos más gruesos o de mayor enjundia. En esta
ocasión, por la cercanía, por el significado o el simbolismo, la crítica subió
de tono, incluso con una derivación política, puede que algo exigente –pedir
responsabilidades políticas a quien contrató al humorista- pero eso es materia
opinable. Uno hablaría de pecados de principiante y de bisoñez: otros los han
cometido de mayor gravedad y no ha pasado nada.
En
fin, lo que importa son las repercusiones. Y en ese sentido, los titulares de
las concejalías deben estar sensibilizados y tener conciencia de que cualquier
actividad pública genera consecuencias en la imagen turística de la ciudad. Por
lo tanto, ni pueden obrar superficialmente y con descuidos, no pueden ir por
libre. Hay que estudiar previamente, asegurarse de que las actuaciones que se
conciertan ofrecen unos mínimos de calidad, contratar con cierta seguridad.
Después, igual resultan un fracaso o, simplemente, no gustan; pero ya es otro
cantar. Cuestión de gustos, por resumir.
Experiencias
así demuestran que hay que andar finos porque los fallos pueden tener una
dimensión difícilmente reparable, máxime si tocan alguna fibra sensible que,
salvo excepciones, es aceptada comúnmente, hasta como timbre de orgullo de un
conjunto patrimonial urbano-turístico. A estas alturas, con evidentes
dificultades para mejorar la oferta y mantener los rasgos de un destino
diferenciado, hay que cuidar hasta los mínimos detalles para que la situación
no se agrave y se degrade aún más.
El
reflejo inmediato en redes sociales de impactos negativos obliga a ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario