Evaristo Fuentes Melián
Miro por mi pantalla un
programa mundial de visión directa, me concentro en España y veo la Puerta del
Sol de Madrid con un tráfico de normal actividad, a las 9 de la mañana de un
viernes, hora peninsular. Doy un salto
y me sitúo en Canarias, en concreto en la playa de Las Canteras de la capital
grancanaria. A las 8 am de este viernes, hay una pala limpiando toda la zona
principal de arena amarilla, con el
Auditorio Alfredo Kraus al
fondo. Me vengo a Tenerife, playa de El
Médano (Granadilla), y veo también una pala, limpiando la zona arenosa, con la
mar vacía. Y observo, por fin, una vista del Teide desde la zona de Playa
Jardín, Puerto de la Cruz. El Teide se ve a rachas por entre la nube y hay
clareas que permiten que algún rayo se cuele por la zona residencial.
En fin, todo normal.
Sin embargo, lo que quiero comentar a mis paisanos portuenses (de nacimiento o
de adopción) es que me llevé una muy ingrata sorpresa cuando cogí la prensa de
hace unos días, y leo que el dichoso muelle tiene de nuevo trabas burocráticas,
después del consenso total y definitivo entre técnicos y políticos que hubo
hace un par de semanas. El arquitecto Martin Menis opina ahora que va a poderse
realizar una playa adicional de quinientos metros, adosada a la playa
Jardín--lo cual según mi entender supondría más atrasos y dilaciones--,
mientras que los tecnócratas mecanicistas del gobierno dicen ahora que el muelle
abarca más superficie que la permitida
en el espacio marítimo terrestre de su
ubicación.
Punto y aparte. Portuenses: ¿Nos vamos a dejar mangonear una
vez más, con más variantes y más tardanzas?
Cada vez que hay que dar el paso definitivo para que las palas entren a
trabajar, siempre queda cortado el magreado proyecto del muelle tal como si
fuera un ‘coitus interruptus’… Y lo que es peor: alguien en las alturas
gobernosas se está vacilando de nosotros los portuenses hasta considerarnos
tontos de baba.
Espectador
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