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lunes, 6 de junio de 2016

EL MAL POLÍTICO Y 137 AÑOS QUE SE VAN A TOMAR POR CULO

Lorenzo de Ara

John Carlin escribe en El País hoy lunes, "Los políticos son frívolos porque así somos", y de su tribuna quiero destacar este párrafo que hace referencia a nosotros:  "En cuanto a España, como ya se ha demostrado, y quizá se vuelva a demostrar después de las segundas elecciones que se habrán celebrado en medio año, los políticos se resisten a hacer lo que el electorado les pide, formar un gobierno de coalición. Mientras todos hablan de que el país tiene problemas graves por resolver está igual de claro que en Reino Unido que la prioridad para todos, en mayor o menor grado, es hacer avanzar los intereses de sus propios partidos."
Partitocracia. Un mal terrible del que se habla muy poco. Pero no hay mañana si de una vez por todas no somos capaces de terminar con el dominio político, que algunos se preguntan si es realidad o fantasía. El interés de partido es un cáncer que terminará por jodernos la vida. Los líderes (los cuatro jinetes del apocalipsis) están para salvaguardar el interés de ese partido y, todo lo demás, aunque pueda sonar a ciencia ficción, importa poco o nada.
La sociedad se ha convertido en una pieza pequeña de un engranaje que nada tiene que ver con la democracia que nació hace más de 2.000 años en un ágora de Grecia. Partidos políticos, abiertos o cerrados, viejos o nuevos, controlan a su antojo la vida de millones de personas.
Votar, y poco más. Y ahora la moda estúpida y global de tener en la tele a los líderes mientras los niños hacen preguntas y periodistas endiosados juegan a intentar ser más populares que los sujetos que aspiran a tener poder. O ya lo tienen.
Que las cosas vayan mal, jodidamente mal, o que un dato esperanzador se descuelgue del negro futuro, es algo que únicamente sirve para preparar el discurso del día, el movimiento del líder, la estrategia del partido. ¡El partido es lo que importa!
El doliente con nombre y apellido es una herramienta importante para consolidar la nueva dictadura que lleva años invadiendo nuestro cuerpo. Nos creemos libres y creemos que la libertad se la debemos a los partidos políticos.
¡Esos mismos partidos son los que trabajan para acabar con nuestra libertad de expresión!
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De la encuesta que publicó El Mundo (y otros periódicos ayer domingo), el partido del puño y la rosa sale dolorido. ¡Tremendo palo, amigo! El sorpasso ya está dentro del cuerpo de Pedro Sánchez y de todos esos personajillos de provincia que ven peligrar tantas cosas. La socialdemocracia española, una fábula desde que explosionó Zapatero para desgracia de la tribu, tiene los días contados. Se van a tomar por culo 137 años de historia. Que se dice pronto, pero ellos solitos se encargaron de matar a la mamacita.
El Mundo publica: "La valoración de líderes de la encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO revela que Sánchez es, de los cuatro, el candidato que menos convence a sus propios votantes. Sólo un 66,9% se siente atraído por él, mientras que casi uno de cada cuatro declara abiertamente que Sánchez le produce desánimo para continuar votando al PSOE."
El dato es revelador. Sánchez es como el ibuprofeno, o como la aspirina. Nos tomamos las pastillas a sabiendas de que seguiremos puteados un tiempo. Hay desconfianza en los militantes. Desconfianza en los simpatizantes. Una crisis de moral en el partido que algunos pretenden ocultar haciendo el ridículo por delante y por detrás. Preferente por detrás. Una etapa turbulenta en el PSOE. ¿Recuperar la confianza? imposible. La credibilidad y la confianza en Pedro Sánchez siguen cayendo.
¿Cuándo se jodió el PSOE? Felipe González a lo mejor tiene la respuesta. O Cebrián. Aquí en Canarias, mientras los parásitos puedan seguir viviendo de la sopa boba, nadie dirá nada. Porque no saben nada, eso es verdad. Porque mientras el viento sople a favor de sus intereses, todo les importa una mierda. Vivir del cuento, puño y rosa. El invento duró lo que tenía que durar.

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