Antonio-Pedro Tejera
Reyes
El fragmento del
Informe Bruntdland, Nuestro Futuro
Común, que contiene el preludio de la CARTA EUROPEA DEL TURISMO SOSTENIBLE,
define este concepto como “un desarrollo que satisface las necesidades de los
generaciones actuales, sin poner en peligro la satisfacción de las necesidades
de las generaciones futuras.”
EL CODIGO ETICO MUNDIAL
PARA EL TURISMO
La Organización Mundial
del Turismo nos requirió en su día, una información sobre los posibles
conocimientos que teníamos sobre los resultados de la adopción por los
diferentes agentes del desarrollo turístico, del CODIGO ETICO MUNDIAL PARA EL
TURISMO. Esto lo hizo mediante una encuesta
en la que deberíamos aportar nuestras experiencias sobre el tema. El
célebre código, a partir del año 1999 fue aprobado por la citada organización
mundial, según recomendación hecha por la reunión celebrada en Roma, del Comité
Mundial de Ética del Turismo.
Monumento en la ciudad de Maturin, al generalísimo Fracisco de Miranda, prócer de la independencia de Venezuela, de origen canario de la ciudad de Puerto de La Cruz, en la isla de
Tenerife.
El congreso internacional
que comentamos ampliamente en varias publicaciones, hace mas de doce años,
sobre alternativas turísticas, celebrado en Veracruz, México, y cuyo lema era:
REDEZCUBRE TUS RAICES, nos sirvió de bases para profundizar en la necesidad del
desarrollo turístico sostenible.
Allí, ante un gran
grupo de interesados asistentes, se habló insistentemente, sin nombrarlo para
nada, sobre este extraordinario documento como es el citado Código. Siempre
estuvo presente en todo momen-to. Es que el Código Ético Mundial para el
Turismo, contempla muchas cosas... Por ejemplo: “que se proteja el patrimonio
natural que constituyen los ecosistemas y la diversidad biológica... respeto al
patrimonio artístico, arqueológico y cultural, que se debe proteger y trasmitir
a las generaciones futuras... la rehabilitación de los monumentos, santuarios y
museos, así como los lugares de interés histórico o arqueológico... En su
Artículo 4º, apartado 1, dice: “Los recursos turísticos pertenecen al
patrimonio común de la humanidad. Las comunidades en cuyo territorio se
encuentran, tienen con respecto a ellos, derechos y obligaciones particulares.”
En el apartado 4, del mismo Artículo, concluye: “La actividad turística se
organizará de modo que permita la supervivencia y el florecimiento de la producción
cultural... y que conduzca a su normalización y no a su empobrecimiento.”
LA AMPLIACION DEL
CONOCIMIENTO
El Código va todo lo
más allá que se puede ir en estos temas, no en vano fue estudiado durante
varios años por cientos de expertos profesionales de todo el mundo, que
valoraron la problemática desarrollista que nos envuelve, para intentar
contemplar un comercio justo, el progreso y la seguridad social y económica,
los problemas humanitarios... tanto en los países receptores como en los emisores
de turismo, instando a los agentes dirigentes de este proceso, a ajustar su
conducta a los principios señala-dos en el mismo. Recomendando, por último, a
las administraciones nacionales del turismo, que desig-nen funcionarios de
enlace y seguimiento de la aplicación del Código en su país.
El Código Ético Mundial
para el Turismo, es un conjunto amplio de principios, cuyo propósito es
orientar a los agentes interesados en el turismo - gobiernos, comunidades
autónomas, distritos federales, municipios, corporaciones, empresarios,
profesionales y turistas en general -
para que desarrollen el turismo de forma sostenible y responsable.
Estos propósitos, en
pleno Siglo XXI, deberían estar mas que superados en países y zonas que se
precian de estar a la cabeza turística del mundo. Desgraciadamente todos
sabemos (y padecemos) la falta total de estos elementales conocimientos en
muchos de quienes desafortunadamente gobiernan, dictan leyes, dan órdenes y
manejan, sin capacidad para ello, nuestras más valiosas señas de identidad,
recursos naturales, patrimonio artístico y cultural, económico, etc. etc.
Con cinturón de amplias avenidas circundantes a todo su casco histórico,
la ciudad de Maturín parecía abocada a ser un ejemplo de un desarrollo sostenible avanzado.
EL EJEMPLO MATURIN
Para no ir demasiado
lejos en nuestras apreciaciones, tenemos presente la ciudad de Maturín en el
centro del Estado Monagas, en Venezuela, estado con una extensión similar
a muchas de las más prestigiosas
naciones europeas, Bélgica, Suiza, Dinamarca, Países Bajos… Las fotografías que
publicamos tomadas desde un helicóptero en el año 1977, nos ofrecen la
panorámica de una ciudad donde el predominio de la vegetación tropical es una
constante aún, signando unas esplendorosas perspectivas consolidables que se
concretaban en un acertado slogan que se
publicitaba entonces como “Maturín, una ciudad distinta” Nada mas cierto
en aquellos recordados tiempos.
Hoy ha desaparecido
todo ese verde entorno, que podía ser modelo mundial para el ecoturismo. La
ignorancia, la falta del conocimiento y – ¿por que no decirlo? – la ambiciosa
especulación, acabó con todo este bello panorama.
En las vastas
extensiones de los llanos de Monagas, que circundan la ciudad en varias decenas
de kilómetros, pudo organizarse un desarrollo comercial e industrial,
conservando como zonas protegidas todo el casco antiguo de la ciudad, con su
recoletos rincones adecentados y reconstruidos sobre sus mismas bases, sus
cuidadas avenidas y sus lugares históricos, hoy desaparecidos sin parar
cruentamente sin que al parecer le importe mucho a nadie. Es un triste ejemplo
que ofrecemos con la esperanza de que la reflexión llegue a donde tenga que llegar,
y que nos trae al recuerdo el desarrollo de la ciudad de San Antonio de Texas,
donde existe un barrio antiguo de hermosas quintas – chalets, en Europa – donde
no se ha dejado tocar ni una sola piedra para conservar sus raíces ancestrales.
Un ejemplo vivo que no necesita mayores comentarios.
Las matas de mangos, aguacates, nísperos… junto a las
floreadas del araguaney (árbol nacional de Venezuela) embellecen y dan color a las
calles y plazas de Maturín, la “ciudad distinta” de los años setenta del
pasado siglo, hoy desaparecida como tributo “al progreso”…
TURISMO CULTURAL, SEÑAS
DE IDENTIDAD
La evolución del
movimiento turístico mundial está sufriendo los cambios previstos. No hay nada
nuevo bajo el sol. Venimos asistiendo desde hace muchos años a las más
importantes reuniones donde se estudio el “fenómeno” y donde se clarifican
ideas, se estudian proyectos y se dan las recomendaciones necesarias. Ocurre
que, en la mayoría de los casos, la prepotencia y la ignorancia, están en
mejores con-diciones para dejarse oír que las voces de los expertos, o como en
otros casos, los intereses políticos acallan los dictámenes de los
profesionales. No hay nada nuevo bajo el sol. Es la misma cosa, en todos
sitios... Cuando hablamos de “señas de identidad” y de turismo cultural, parece
que hay quién lo entien-do como comenzar a crear nuevos símbolos, nuevas
“brasilias”, o nuevos esperpentos arquitectónicos como muchos de los andan por
ahí... No parece interesar conservar un pueblo marinero, un empla-zamiento
rural, un viejo monumento, un vehículo antiguo, o simplemente una referencia de
la cultura del lugar, como puede ser una costumbre, un libro, o un mercadillo
popular... Todo hay que “modernizarlo”.
Con un horizonte ilimitado, las vastas extensiones de los llanos del Estado Monagas - segundo
estado petrolero de Venezuela – asientan la ciudad de Maturín, bajo al manto de
hermosas arboledas tropicales, de bellos coloridos y frutos exquisitos, un
panorama idílico lamentablemente hoy desaparecido debido a la
especulación y el desconocimiento. (Fotografías originales del autor de este
reportaje)
Ese es el camino por
donde se va directo a la perdida de esa identidad que ahora prefiere el
turismo. Como la ha preferido siempre. Nunca ha cambiado, lo que ocurre es que
ha tenido que conformarse con lo que le dábamos... Ahora – cada vez más - puede
escoger... Ese es un tema que en Canarias mejor es dejarlo así: sin
comentarios.
(Del Grupo de Expertos de la Organización
Mundial del Turismo. OMT)
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