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viernes, 8 de noviembre de 2019

MÉJICO LINDO Y QUERIDO…


Antonio-Pedro Tejera Reyes   

DE PUEBLA A OAXACA, UN RECORRIDO IMPRESIONANTE


Oaxaca, como muchas ciudades de América, luce un extraordinario arbolado, presente en todos sus límites, una imagen que se disfruta en sus calles y avenidas, de forma fundamental en sus andadores (calles peatonales) lo que hacen el más agradable ambiente para visitar la ciudad.

“Conservar nuestras señas de identidad, cuidarlas, mimarlas y exponerlas con dignidad y orgullo, son valores necesarios para conseguir situarnos en la cúspide del desarrollo del turismo cultural que ya está presente en el mundo”

UN PRÓLOGO NECESARIO

Desde Acapulco hasta Cancún, México más que nos ha enamorado con sus bellezas naturales, su monumental historia, obras milenarias, arquitectura colonial, pero sobre todo por sus gentes.

El cálido acento de la cordialidad del mejicano, es un valor principal que se está sintiendo en el desarrollo del movimiento turístico mundial.

Aquel México que nos enseñaran las películas del pasado siglo, sigue perdurando. Agustín Lara y su “María Bonita” – aquella que tenía que acordarse de la luna de Acapulco – está ahí. Junto a ella, el famoso Jorge Negrete, o Mario Moreno… Todo México respira estas leyendas y recordarlas o revivirlas en las calles de Campeche, Veracruz, o en la mítica Chichén Itzá, es para nosotros, una verdadera añoranza que nos ayuda a sobrevivir en un mundo cargado de materialismo, injusticias y desprecio a la fidelidad y al trabajo bien hecho. Puebla, Oaxaca, Cozumel, y muchos otros, son escenarios inolvidables recorridos en nuestro Méjico. Revivirlos en Perú, es como revivir los ecos de la canción de Agustín Lara por las calles de Paracas… o en el Puente de los Suspiros, de Lima…


El Puente de los Suspiros una de los mayores atractivos del distrito Barranco, en la ciudad de Lima, un recurso turístico de alta calidad para el turismo cultural que tenemos en las puertas, acogedor de leyendas emocionantes que nos acompañaron en un memorable recorrido… conteniendo la respiración…

OAXACA, OTRO RECURSO TURÍSTICO MEXICANO

Siguiendo nuestra ruta turística de aquellos años de principio de este siglo, la carretera que nos llevara hasta Oaxaca (se dice Oajaca) desde Puebla, era algo impresionante. Las tres horas y media de recorrido, eran una continua sucesión de paisajes con espléndidos panoramas de erguidos cactus durante varios kilómetros, para pasar a profundos barrancos y altas trincheras con los más insólitos colores en sus laderas... blanco, azul, verde, rojo... todos llenos de matices que nos hacían entender que estaban combinados todos los colores posibles que La Naturaleza pudiese dar. A ciento cuarenta, o ciento cincuenta, kilómetros por hora, se podía apreciar toda esta belleza ya que las rectas parecían interminables en aquellas autopistas, y las curvas apenas se notaban en la mayoría de las ocasiones.


La extraordinaria obra de ingeniería del Puente Calapa, que une los estados de Puebla y Oaxaca, que tuvimos el placer de recorrerlo, en una mañana esplendorosa digna del mejor recuerdo.

El Puente Calapa, límite entre el Estado de Puebla del de Oaxaca, es otra impresionante obra de ingeniería moderna, digna de figurar en los mejores manuales.

Un viaje acogedoramente acompañado por las hermanas Ríos Ramírez, de las cuales, Alina, había sido una de nuestras alumnas en Canarias. Sus padres, el médico Fernando Ríos, y María del Carmen, fueron especiales anfitriones nuestros en esta inolvidable visita. No era una casualidad que fuesen los presidentes del Rotary Club de Oaxaca-Antequera. Allí, en su bella casa, rodeado de esos exuberantes jardines de nuestra América, con el trinar de sus pájaros y el dulce clima del trópico, degustamos nuestra primera comida oaxaqueña, con su famoso chocolate y sus exquisitas frutas tropicales.


Monte Albán, una reliquia arqueológica de más de 500 años A.C., puesta en escena por los mexicanos en Oaxaca,. donde disfrutamos de unas impresionantes muestras de la cultura ancestral de los aborígenes de la región, cuidadosamente enmarcada y perfectamente integrada en el desarrollo turístico-cultural que hoy crece inmensamente.

EL MONTE ALBÁN Y EL ÁRBOL DEL TULE

El Monte Albán era una de nuestras metas. Veníamos preparados para visitar esta joya de la civilización que existió más de 500 años A.C., pero todo comentario sobre ello se nos quedaría corto para referenciarlo. Acompañados de un extraordinario guía y de la familia Ríos-Ramírez, disfrutamos de unas documentadas y amplias explicaciones, que más de una vez nos dejaba transportados en el tiempo, llevándonos a través de su hermosa vegetación – como el árbol palo negro, o sus esplendorosos laureles – hasta sus increíbles ruinas históricas como los graba-dos en piedra de figuras humanas que fueran reproducidos para hoy ser expuestos al visitante, realizados, en el año 1995, en fibra de vidrio, por el artista Pedro Dávalos... Inmensas extensiones llenas de construcciones piramidales, perfectamente simétricas y con amplias espacios kilométricos de vastas llanuras, nos daban noticias de la cultura zapoteca, en este sorprendente lugar del que aún se dice quedan más de cien kilómetros de ruinas arqueológicas por descubrir.

De allí fuimos a parar a Cuilapan, para admirar el famoso convento inconcluso del Siglo XVI, situado a unos 15 kilómetros de Oaxaca, y en cuyo lugar fuera fusilado el héroe de la Independencia Mexicana, Vicente Guerrero, en honor del cual está levantado un monumento. En el convento está abierto un importante museo de arte colonial, y también una capilla de culto de los frailes dominicos.

Más tarde, acercándonos hacía Oaxaca, pasamos por Santa María del Tule, otro poblado de origen histórico donde se halla el famoso “Árbol del Tule” un imponente ahuehuete con más de 40 metros de altura y 50 y tantos metros de diámetro. Formidable. Rodeado de una valla protectora, su tronco presente unas formaciones que hacen que unos niños del pueblo agudicen su imaginación y nos hagan observar distintos elementos en él. Jorge, con sus 9 años, nos hizo ver la cabeza del león, el ciervo, el elefante... La propina se la ganó bien.


El impresionante árbol de Tule, un atractivo turístico de Oaxaca, una conservación mítica de los oaxaqueños de extraordinario valor turístico-cultural.

La Iglesia de Santa María del Tule, aparece junto al árbol configurando una incomparable postal, alrededor de unos hermosos jardines en su plaza principal, donde también se encuentra su Ayuntamiento. Del mercado de artesanía que visitamos allí mismo, ese domingo por la tarde, conservamos ya su famosa cerámica de “barro negro”, con sus bellos y brillantes decorados.

OAXACA DE NUEVO

El Templo de Santo Domingo, ya en la ciudad de Oaxaca, es también algo inenarrable. La majestuosidad de su arquitectura da idea de unas concepciones donde siempre estuvo presente la magnificencia. La brillantez de su interior es el fiel reflejo de las grandes cantidades de oro empleados en su ornamentación, cuyo altar mayor está cubierto íntegramente de hojas del mismo. El Centro Cultural Santo Domingo, situado en un lateral del templo, está considerado la mayor construcción virreinal de toda América Latina, y el mayor proyecto cultural del Estado Mexicano, destinado al museo de las culturas de Oaxaca, biblioteca, jardín histórico etnobotánica, así como sede de congresos, convenciones, exposiciones, etc. En el pudimos maravillarnos con los elementos encontrados en la famosa “Tumba 7” del Monte Albán, junto a otros muchos objetos símbolos de una sorprendente cultura, cuidada y conservada con los más modernos medios y presentada con una rigurosidad y un estilo, de los mejores que conocemos.

Oaxaca, dio para mucho más en esta fugaz visita. Allí paseamos por sus recoletos andadores (calles peatonales) admiramos sus típicos restaurantes, sus pequeños hoteles ubicados en antiguas casas coloniales, el viejo Convento de Santa Catalina de Siena convertido hoy en el lujoso hotel “Camino Real Oaxaca” (donde estuvieran los Reyes de España), conocimos su típica bebida: el mezcal, llevándonos una botella para Canarias, obsequio de la familia Ríos-Ramírez.


Antiguo convento, el Hotel Camino Real, con sus idílicos bucólicos rincones, en Oaxaca, es un ejemplo del acomodo de los edificios coloniales, al movimiento turístico de la ciudad, una realidad evidente en toda Oaxaca. 

EPÍLOGO

México se iba a quedar en el recuerdo de esta inolvidable visita. Las panorámicas vistas desde el Monte Albán de la ciudad de Oaxaca, son para nosotros una llamada.

 El “alebrije” de Arrazola, que nuestra alumna Lizeht L. Gurrión, nos llevara de regalo a Canarias – ha quedado fijo permanentemente en nuestro lugar de trabajo. Ahí sigue. Es un recuerdo imperecedero de ese inolvidable viaje nuestro a las tierras de la Sierra Madre...

Andanzas turísticas vividas que forman un conglomerado de experiencias que obligatoriamente-te debemos dar a conocer. “Servir es mi ocupación”, dice Rotary Internacional.


 El inconcluso Convento de Cuilapan, una muestra evidente del conocimiento de los mexicanos, que han sabido conservarlo en su actual estado, lo que no ha pasado en otros países – sin nombrar a nadie – donde unos han dudado en “reconstruir sus tesoros pasados empleando hierro y cemento.

Vasijas de barro negro, otro de los valores artesanos de Oaxaca, de alto valor como souvenir turístico.


Una muestra de las extrañas piezas artística de Arrazola, convertidas hoy en importantes símbolos artesanales de Oaxaca, conservada – esta pieza -  en nuestras oficinas, gracias a un obsequio traído a las Islas Canarias por la oaxaqueña, Liz L. Gurrión.

Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. OMT.

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