Salvador García Llanos
Desayuno sabatino con la
noticia de la renuncia de Jaime Coello Bravo a continuar en la política local. O
a volver a ser candidato, para ser exactos. Ejercicio limitado de cargos
públicos para el mejor funcionamiento de la democracia, dejar paso a otras
personas, renovar ilusiones… son las razones esgrimidas. Seguro que hay más, y
acaso más poderosas, pero se respeta su versión que tiene, en todo caso, la
voluntad de no dañar a su misma gente y a su propia formación. La elegancia
política, que se dice.
Coello, nieto del insigne portuense Telesforo Bravo,
decidió entrar en la política municipal en 2007, figurando como independiente
en la candidatura de los socialistas portuenses. Asumió tareas de portavoz de
grupo y concejal-delegado de Urbanismo y Medio Ambiente, materias de las que
tenía estimables conocimientos teóricos. Lo hizo razonablemente bien, tenía
criterio propio pero acabó siendo expulsado del grupo y encima le llamaron
traidor.
No se arrugó, pese a todo. Agotó el mandato, tenía proyecto
político y puso en marcha una nueva formación política, VecinosxelPuerto que,
sorprendentemente, cosechó un resultado que dejaba abiertas las puertas para un
futuro emprendedor: dos concejales, él y Yaiza González. En el mandato que se
agota, Coello se tomó muy en serio las tareas de oposición desde el principio.
Fue forjando un liderazgo hasta constituir una obligada referencia de la
fiscalización al gobierno local y de la aportación de alternativas. Por si
fuera poco, encabezó algunos movimientos populares que, como el de evitar la
destrucción del muro de San Telmo o urgir soluciones a la empresa concesionaria
del servicio de agua, sensibilizaron a los portuenses -no en gran número, es
verdad- con su patrimonio y con el funcionamiento de los servicios públicos.
Fueron tres años intensos los de Jaime Coello, una voz política
discrepante que, paradójicamente, se fue apagando cuando se aproximaba el
tiempo de dar el salto y consolidar su liderazgo. Por eso decimos que en el
intríngulis de la decisión de no seguir hay algo más que él y solo él conoce.
Si no lo quiere hacer público, se respeta.
Ahora hay que agradecerle el que durante este período haya
demostrado amor a su pueblo, compromiso político, voluntad de ser útil y una
actuación consecuente con lo que predicaba en tiempos de campaña.
Buena suerte.
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