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domingo, 7 de agosto de 2016

RECORDANDO A DON TELESFORO BRAVO

EXPÓSITO DEL PUERTO DE LA CRUZ 

Esteban Domínguez. 

Hace algunos años que la Asociación de vecinos “Las Dos Palmeras” dio unas importantes conferencias el Iltre. portuense, Don Telesforo Bravo, hombre muy querido en todas partes.

Hoy me viene a la memoria este ilustre portuense. Una persona muy querida, y muy apreciada en muchos lugares.

Con el paso del tiempo, parece que los hombres nos olvidamos de tan importantes e ilustres personajes.

 Hace pocas fechas en la Casa de La Parra, más conocida como casa de “Los Lagares” se celebró, me cuentan un homenaje o exposición en su memoria, y el tiempo pasa indudablemente. Este personaje portuense lo conocí en la Calle San Juan del Puerto de la Cruz, hace muchísimos años y colaboro en uno de mis libros al igual que hiciera don Antonio González, don Manuel Rodríguez Mesa, don Antonio Luque y tantos otros amigos.

En la retina de mis ojos, tengo su imagen, y me comentan que hace unos años, recibió –ya un poco tarde- el Premio de “Canarias”.

 Él nos enseñó a cuidar la naturaleza, a conservar nuestros dragos como el de San Francisco, el de Siete fuentes, y tantos otros tantos bellos ejemplares que tienden sus centenarias raíces por nuestra tierra.

El Milenario drago de Icod, y el “sucesor y más bello” la forma de copa como lo es el de san Francisco de Los Realejos.

 De don Telesforo Bravo guardo muchos recuerdos, y cuando veo el mal trato que le dan al de San Francisco de Los Realejos, donde ya ha llegado el cemento, me viene a la memoria aquellas palabras suyas: “con la naturaleza, no se juega”.

Hoy lo recuerdo con verdadera nostalgia y cariño, pues demostró savia que era un hombre amable, cariñoso y generoso. De los dragos realejeros y de sabia naturaleza, de las torrenteras de la tierra y de muchas cosas importantes.

Vaya mi más grato recuerdo el Ilustro portuense, Don Telesforo Bravo.

Este hombre fue u n gran estudioso de las aguas y subsuelos de Los Realejos y que tan generosamente colaboro en mi primer libro, “Apuntes Realejeros” de tan eminente figura, guardo gratos recuerdos.


 De Los Realejos y concretamente, de Tigaiga y sus perforaciones, sabía mucho.

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