EXPÓSITO DEL PUERTO DE LA CRUZ
Esteban Domínguez.
Hace algunos años que la Asociación de vecinos “Las Dos Palmeras”
dio unas importantes conferencias el Iltre. portuense, Don Telesforo Bravo,
hombre muy querido en todas partes.
Hoy me viene a la memoria este ilustre portuense. Una persona
muy querida, y muy apreciada en muchos lugares.
Con el paso del tiempo, parece que los hombres nos olvidamos de
tan importantes e ilustres personajes.
Hace pocas fechas en la
Casa de La Parra, más conocida como casa de “Los Lagares” se celebró, me
cuentan un homenaje o exposición en su memoria, y el tiempo pasa
indudablemente. Este personaje portuense lo conocí en la Calle San Juan del
Puerto de la Cruz, hace muchísimos años y colaboro en uno de mis libros al
igual que hiciera don Antonio González, don Manuel Rodríguez Mesa, don Antonio
Luque y tantos otros amigos.
En la retina de mis ojos, tengo su imagen, y me comentan que
hace unos años, recibió –ya un poco tarde- el Premio de “Canarias”.
Él nos enseñó a cuidar la
naturaleza, a conservar nuestros dragos como el de San Francisco, el de Siete
fuentes, y tantos otros tantos bellos ejemplares que tienden sus centenarias
raíces por nuestra tierra.
El Milenario drago de Icod, y el “sucesor y más bello” la forma
de copa como lo es el de san Francisco de Los Realejos.
De don Telesforo Bravo
guardo muchos recuerdos, y cuando veo el mal trato que le dan al de San
Francisco de Los Realejos, donde ya ha llegado el cemento, me viene a la memoria
aquellas palabras suyas: “con la naturaleza, no se juega”.
Hoy lo recuerdo con verdadera nostalgia y cariño, pues demostró
savia que era un hombre amable, cariñoso y generoso. De los dragos realejeros y
de sabia naturaleza, de las torrenteras de la tierra y de muchas cosas
importantes.
Vaya mi más grato recuerdo el Ilustro portuense, Don Telesforo
Bravo.
Este hombre fue u n gran estudioso de las aguas y subsuelos de
Los Realejos y que tan generosamente colaboro en mi primer libro, “Apuntes
Realejeros” de tan eminente figura, guardo gratos recuerdos.
De Los Realejos y
concretamente, de Tigaiga y sus perforaciones, sabía mucho.
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