Odalys Padrón
La palabra repugnancia la asociamos directamente con un
sentimiento de asco. Es un sistema defensivo que tiene nuestro sistema cerebral
para protegernos de los organismos patógenos que nos pueden provocar
infecciones. Por ello hay psicólogos que definen el asco como una emoción.
Similar al miedo que nos ayuda a evitar peligros potencialmente graves. Pero
repugnancia también se asocia, según la Real Academia Española, con tedio,
aversión a alguien o algo.
Efectivamente, el tedio, fuerte rechazo o desagrado, que
siente el pueblo con algunos representantes públicos actuales o pasados es
inconmensurable. Sobrevivimos, o sea, vivimos con escasos medios o en
condiciones adversas, mientras una élite, minoría selecta, nos falta al
respeto. Estamos anonadados ante un Rajoy que dice haber aceptado la propuesta
del Rey de ser candidato a la investidura. Lo ratificó la presidenta del
Congreso, Ana Pastor, tras reunirse con el monarca. Posteriormente el propio
Rajoy, en una rueda de prensa, comunica que “realmente”, tiene guasa, se ha
comprometido a intentar formar Gobierno y, en consecuencia hacer todo lo
posible para recabar los apoyos necesarios, en una falaz voltereta que para
muchos presenta claros visos de inconstitucionalidad.
El artículo 99.2 de la Carta Magna establece que “el
candidato propuesto (…) expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa
político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de la
Cámara”. Es vergonzante y abrumador leer como algún medio de comunicación
recogía que fuera de micrófono Rajoy había asegurado “Si consigo los apoyos
puede pasar una cosa, si no los consigo, pueden pasar dos”. Chulería en grado
máximo.
Prepotentes han sido las declaraciones de otros responsables
del Partido Popular. Fernando Martínez Maíllo ha asegurado que “Rajoy no dijo
que no lo fuera a hacer pero tampoco que lo fuera a hacer”. Andrea Levy “La
Constitución no obliga de forma compulsiva a que haya debate de investidura”.
Parece olvidar el Partido Popular las fuertes presiones que ejercieron sobre
Pedro Sánchez, el pasado 3 de febrero, cuando se comprometió a ir a la
investidura, para que se votara en 15 días.
Ahora no ponen fecha y algunos medios especulan que los
dirigentes del PP están retrasando el cumplimiento constitucional para poder
seguir como Presidente en funciones hasta finales de febrero del año próximo,
como mínimo. Además se da la circunstancia de que la convocatoria de la sesión
plenaria del Congreso de los Diputados para realizar el debate y votación de investidura
del candidato, propuesto por el Rey, sin que existan plazos reglados para
ejercer esa responsabilidad es competencia exclusiva de la Presidencia de la
Cámara, Ana Pastor, paladín de Rajoy. Otros medios especulan que la aceptación
de Rajoy para formar gobierno es el miedo que tiene de que Sánchez vuelva a
intentarlo. Reflexión nada desdeñable dada la inmadurez política demostrada por
Rajoy al solicitar al Rey que haga su trabajo intercediendo ante Sánchez para
que se abstenga en su investidura.
El Partido Popular parece haber olvidado que, durante su
intervención en el pleno de investidura de Sánchez, Rajoy dijo “No ha movido
usted un dedo para formar gobierno y pretende que se lo regalen hoy””Nosotros
no vamos a rebajarnos a cumplir un papel de comparsa de su investidura de
ficción””Usted está tomando el pelo a los españoles con sus teatros”. Está
claro que estas palabras pronunciadas por Rajoy y dedicadas a Sánchez ahora
resuenan y corroboran el refrán popular “por la boca muere el pez”.
Por si esta patética atmósfera política no fuera suficiente,
aparece en escena Felipe González como adalid de la incoherencia proclamando
“Hay que dejar formar Gobierno, incluso si Rajoy no lo merece” instando a votar
en contra en la primera votación para luego abstenerse en la segunda. “Incluso
si Rajoy no se lo merece, porque realmente no lo merece. No ha hecho nada para
formar Gobierno”. Lo dice el hombre que no ha renunciado a la percepción de
80.000 euros anuales como expresidente; el que ha fichado en Gas Natural donde
recibe una remuneración de 168.000 euros anuales que pueden sobrepasar los
250.000 euros si forma parte de alguna comisión; el mismo que ha cobrado 4,4
millones de euros en cinco años, entre 2010 y 2014, por labores de asesoría
jurídica, económica y fiscal, con la consultora Ialcon Consultoría SL de la que
es titular del 78,2% de las acciones mientras que el 21,8% restante se reparte
entre sus hijos; el mismo que cobra más de 80.000 euros por dar una
conferencia. Según Javier Chicote, en el año 2012 las actividades económicas y
asignaciones de Felipe González superaban los 600.000 euros anuales, que como
ya vimos son compatibles con la asignación que todos los años el Parlamento
otorga a los expresidentes del Gobierno.
Y es que González, si alguna vez tuvo ideología socialista,
la debe haber perdido. ¿Cómo se explica que junto a su amigo, el millonario,
Carlos Slim proponga prolongar la vida laboral hasta los 75 años? A lo mejor le
estaba riendo “las gracias” porque estaba intentando colocar la empresa de su
hijo al magnate como hizo con Indra. No olvidemos que Felipe González
multiplicó por 1.000 su inversión en Oyauri Systems, donde trabaja su hijo
mayor, en apenas un mes, después de que Indra, empresa que nació con capital
público cuando González fue presidente, entrara en el capital de la
tecnológica. Según diversos analistas podría ser el principio de la historia
empresarial de éxito para González y su hijo, Pablo González, quien podría
acabar llevándose 7,3 millones de euros.
Lo curioso, hablando de jubilaciones para los trabajadores a
los 75 años, es que su mujer, Mar García Vaquero, de 53 años, se acogió
voluntariamente al ERE que presentó La Caixa hace dos años, periodo durante el
cual ha estado cobrando la prestación por desempleo tras coger una compensación
de 45 días por año trabajado y una prima de 4.000 euros cada 5 años de
antigüedad. No pudo acogerse a la prejubilación por solo dos años. Y es que la
mujer de Felipe González es conocida por aparecer en los Papeles de Panamá, por
su partición en una empresa dedicada a la construcción de embarcaciones de
competición y de un puerto en Tarragona, declarado ilegal por no tener licencia
municipal de obra que le supuso al erario público una pérdida de 4 millones de
euros.
¿No es incoherencia decir que se es socialista y vincularse
con “respeto y afecto” a un dictador acusado por la Corte Penal Internacional
de crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra en Darfur? Efectivamente,
los medios de comunicación se hicieron eco de una carta rubricada por Felipe
González dirigida al dictador de Sudán del norte intercediendo a favor del
empresario hispano iraní Massoud Farshad Zandi, propietario de Star Petroleum,
para que se hiciera con un yacimiento petrolífero. En la carta Felipe González
escribía respecto al empresario: “Puedo asegurar que es una persona honorable,
seria, trabajadora y con relaciones internacionales al más alto nivel. Lleva
muchos años dirigiendo Star Petroleum y otras compañías con demostrada profesionalidad
y eficacia”. Años después, la Agencia Tributaria abrió una inspección a Zandi y
a todas sus empresas en España por presunta evasión fiscal, al tener su sede en
Madrid y fiscal en Luxemburgo. Seguramente la clave del apoyo de González a
Zandi es su amigo Juan Luís Cebrián, presidente del grupo Prisa, que formó
parte de la empresa Star Petroleum como consejero. Además Felipe González y
Juan Luís Cebrián aparecen en la creación de la Fundación Atman para el Diálogo
entre civilizaciones y en los Papeles de Panamá. Esta fundación estaba
presidida por el propio Zandi, por la periodista y entonces mujer de Cebrián,
Teresa Aranda, como vicepresidenta, junto al empresario Javier Merino, “ex” de
Mar Flores y Joaquín Arespacochaga, hijo de un exalcalde de Madrid detenido en
el 2013 por beneficiarse de unas subvenciones para reindustrializar la Bahía de
Cádiz.
Con estos antecedentes no es de extrañar que la Presidenta
de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, del Partido Popular, haya salido
en defensa de González diciendo que “fue y sigue siendo un hombre de Estado” y
en cambio, el actual secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, no lo ha
demostrado y se dedica a pensar en sus “intereses personales”. Estas
declaraciones serían inauditas sino se hubiera publicado hace aproximadamente
un año que Felipe González, José María Aznar, Esperanza Aguirre y Cristina
Cifuentes apadrinaron una televisión de la ultraderecha venezolana.
Evidentemente el Sr. González tiene derecho a expresar sus
ideas pero parece haber olvidado que en su juventud defendía o aparentaba
defender a los explotados y ahora consolida y defiende a los explotadores. Es
sobrecogedor como la persona que encarnó el cambio en la Transición con 202
diputados es ahora un abanderado de la derecha y por ende del Partido Popular.
González, quién te ha visto y quién te ve.
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