En esta ocasión ha sido una nutrida
representación de las fiestas del Carnaval de las ciudades de Duisburg y
Vechta, los que viajaron hasta Puerto de la Cruz para asistir a la ya
tradicional recepción en las Casas Consistoriales.
Puerto
de la Cruz y Duisburg cumplen en este 2014, 34 años de hermanamiento, siendo
esta ocasión la décimo octava ocasión consecutiva que viajan hasta la Ciudad
turística del norte de Tenerife.
En Puerto de la Cruz, a 6 de marzo de 2014.- El Salón de
Plenos del Ayuntamiento de Puerto de la Cruz acogió la ya tradicional recepción
de la comitiva de los Carnavales de las principales ciudades alemanas.
En esta ocasión ha sido una nutrida
representación de las fiestas del Carnaval de las ciudades de Duisburg y
Vechta, los que viajaron hasta Puerto de la Cruz para asistir a la ya
tradicional recepción en las Casas Consistoriales.
La comitiva germana estuvo encabezada
por la presidenta del comité del Carnaval de Duisburg, Karin Weyers, el
Príncipe del Carnaval, Stefan Gutjahr, el Príncipe del Carnaval de Vechta,
Stefan Surmann, y el jefe de la Guardia del Príncipe de Vechta, Thomas Kathmann,
además de miembros de ambas delegaciones de ambas
ciudades germanas, que fueron recibidos por el Alcalde de Puerto de la Cruz,
Marcos Brito, y los concejales del grupo de gobierno, Sandra Rodríguez,
Sebastián Ledesma, Luis Miguel Rodríguez, y del grupo socialista, Dionisio
Rodríguez, además de la primera y segunda Dama de Honor adultas del Carnaval
portuense, Claudia
Martínez Rodríguez y Yenesei María Baeza Real.
Puerto
de la Cruz y Duisburg cumplen en este 2014, 34 años de hermanamiento, siendo
esta ocasión la décimo octava ocasión consecutiva que viajan hasta la Ciudad
turística del norte de Tenerife.
En el caso de Vechta, una ciudad
alemana localizada al este del estado federal de Baja Sajonia, cumple su novena
visita a los carnavales de Puerto de la Cruz.
El Carnaval Internacional de Puerto de
la Cruz es visitado, cada año, por una amplia representación de las fiestas de
estas localidades germanas, desde principios de la década pasada.
Todas las representaciones realizan un
intercambio de medallas que, según marca la tradición, “es un auténtico honor
lucirlas colgadas de sus cuellos o chaquetas al ser una prueba física de la
unión de nuestros pueblos y fiestas”.
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